Novillada anodina para arrancar Olivenza

Al mediodía de ayer nadie daba un euro por que, a las cinco y media de la tarde, los seis novilleros citados en el coso de Olivenza pudieran hacer el paseíllo con el que debía comenzar la feria. El viento y la lluvia se habían adueñado del suroeste peninsular y sólo los muy fieles se encaminaron hasta el baluarte oliventino animados por los claros que se abrieron a la hora de la comida. Aun así, paraguas y chubasqueros comenzaron a entrar a la plaza para contemplar el antiestético plástico negro que cubre su coso los días en los que la lluvia es más que una amenaza.

Llegó la hora señalada y el luto protector dio paso a un albero con más charcos de los deseados y los seis aspirantes a matador de toros cruzaron la puerta de cuadrillas para enfrentarse a los seis novillos que había mandado a la plaza el protagonista de todos los rumores taurinos de la mañana. Sin confirmación oficial que lo corroborase, todo el mundo en la plaza daba por hecho que EL Juli no podrá comparecer en ninguno de los dos compromisos en los que está anunciado en el ciclo oliventino.

Abrió plaza María del Mar Santos para enfrentarse al más complicado de los novillos del encierro, que ya evidenció en el capote la guerra que iba a dar y dificultó al extremo el tercio de banderillas. En la muleta no mejoró y avisó varias veces de los problemas que iba a ocasionar antes de entregar su muerte. Fue precisamente en la suerte suprema cuando, a cambio de una buena estocada, la novillera de San Jorge de Alor se llevó una fea cogida a consecuencia de la cual fue evacuada de la plaza en ambulancia. El parte médico reflejó a última hora de la noche de ayer que la novillera sufrió «contusión en muslo derecho con pequeña escoriación. Dolor en la pala iliaca derecha y en el sacro, contusión fronto-temporal derecha y una escoriación en el lado derecho del cuello». Fue trasladada al Hospital Infanta Cristina para completar su estudio radiológico.

El portugués Juanito fue el encargado de lidiar el segundo de la tarde, que colaboró más que su predecesor pero que no acabó de dar demasiado juego. Juanito volvió a abusar de su toreo de rodillas y el novillo de El Freixo se encargó de recordárselo con sendos enganchones. A pesar de todo, el de Monforte aprovechó la nobleza del astado y su medido recorrido para exprimir los pocos muletazos que llevaba dentro. Un remata por bernadinas, un pinchazo, un aviso y una estocada entera pero algo trasera le valieron la primera oreja de la tarde al afincado en Villanueva del Fresno.

Alfonso Cadaval se encontró con unas fuertes rachas de viento en el saludo capotero al tercero de la novillada, que demostró ser el más soso y parado del encierro. El sevillano se mostró muy placeado, con sitio y en novillero pero poco pudo hacer ante un enemigo que nunca apostó por su lucimiento. Un pinchazo y una estocada tendida tras aviso no le concedieron más que un amago de vuelta al ruedo.

Volvía Toñete a Olivenza con el sexto y se le notó que lo hacía con un año más y muchas novilladas a sus espaldas. El más cuajado de todos los participantes demostró el porqué de la fama que arrastra y los méritos que lo avalan. Sobrio y elegante, demostró el peso de su derecha y tras una estocada algo desprendida y un aviso recibió una oreja.

Gustó también el conquense Marcos que se lució al capote ante un ejemplar del El Freixo que causó el caos en el ruedo al derribar de forma aparatosa a uno de los caballos de la cuadra de Enrique Peña, quien tuvo incluso que saltar a la arena para ayudar a levantar al equino. Con el paso de la faena de muleta Marcos se fue quedando sin toro y una estocada entera y algo desprendida le valió una oreja.

El sexto de la tarde sirvió para el debut con picadores del pequeño de la saga Adame que recibió a su enemigo a porta gayola y poco a poco comprobó que debut y triunfo no iba a ir de la mano. Un bajonazo, cuatro pinchazos y una estocada cerraron su actuación.