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No hacía tanto calor en la plaza de Badajoz desde la última tarde de José Tomás. Agua, abanicos y gintonics corrían por los tendidos como única solución para combatir los cuarenta grados que habían calentado el hormigón del coso de Pardaleras que, a pesar de ... la temperatura, completó más de tres cuartos de su aforo.
Tiene fe el que cree sin haber visto pero, si además, acudes a comprobarlo en medio de una alerta naranja por calor, con temperaturas que superan los cuarenta grados a las ocho de la tarde, lo que tienes es devoción. La devoción que hoy no les ha faltado a los cientos de morantistas que se han acercado a la plaza de toros de Badajoz para comprobar como su mito se enfrentaba a las reses de Núñez del Cuvillo escoltado en el cartel por Andrés Roca Rey y Ginés Marín. Entre todo el morantismo devoto no había que descartar a muchos infiltrados deseosos de ver si la figura peruana del cartel repetía alguna de las brillantísimas actuaciones que le han valido convertirse en la figura más ansiada de todas las ferias. No faltó tampoco el paisanaje que acompaña a Ginés Marín desde antes de que debutara con caballos y que acude una y otra vez a disfrutar de su torería. Esta vez la dicha volvió a ser plena para quienes siguen a Roca y a Ginés, que vieron salir a hombros a sus dos toreros.
Jarandero se llamaba el toro que abrió plaza y correspondió en suerte a José Antonio Morante de la Puebla que lo recibió en el tercio en un saludo capotero que se quedó en una verónica y una peligrosa colada en el percal del sevillano. Un aseado tercio de banderillas dio paso a una faena que Morante inició al hilo de las tablas y que quiso comenzar a cimentar entre las rayas de picar. Sin embargo el cuvillo dimitió, hizo dos veces por el torero y el de la Puebla se fue a las tablas a por el acero. Un pinchazo y media estocada bastaron para que el gaditano rodara y se escucharan los primeros pitos a repartir entre los participantes del fiasco.
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Pepe Orantos
Por verónicas recibió Roca Rey a Aguilito, segundo del encierro, en el tercio y lo sacó a los medios ante la primera ovación rotunda de la tarde en los tendidos. Metió bien los riñones el cuvillo ante el caballo de José Antonio Nogales. Espléndido tercio de banderillas que obligó a desmonterarse a Durán Viruta y Paco Algaba. Brindis al público del limeño que comenzó su faena por estatuarios, un pase por la espalda y sus habituales adornos. Una tanda de derechazos en los que el astado demostró su clase y condición sirvieron para que los tendidos se entregaran al toreo del peruano. Aguilillo, como su hermano desarrolló un peligro sordo que Roca quiso eludir cambiándose la franela de mano, sin embargo, el gaditano seguía echando la cara arriba en todos los remates de serie. Empeñado en cuajarlo, la figura limeña insistió en la derecha y le cambió los terrenos a su enemigo que, pese a todo, no dejaba de dejarle recados al acabar cada encuentro. El poderío del peruano se impuso sobre el rival y este quedó derrotado a su merced. Una vez dominado, el matador hizo con el toro lo que quiso en su misma cara. Una estocada entera sirvió para que el cuvillo doblara y Roca Rey recibiera las dos primeras orejas del festejo, co las que se garantizó salir a hombros de Pardaleras.
Ventoso fue un precioso melocotón de 518 kilos que salió por la puerta de chiqueros para que Ginés Marín cumpliera con el primer turno de su lote. Metió bien la cara en el capote del oliventino para que este se luciera con un saludo muy bien acogido por los tendidos. Un quite por chicuelinas en el que el cuvillo se arrancó en largo en un par de ocasiones antecedió a un correcto tercio de banderillas con Manuel Larios y Fernando Pérez a los palitroques. Brindis al público del torero nacido en Jerez de la Frontera que comenzó su faena genuflexo entre las rayas de picar y así culminó una espléndida serie que puso en pie a los tendidos. Ya de pie, Ginés continuó ejecutando derechazos con la solvencia que le hizo ser el niño prodigio de la escuela taurina de Badajoz. Con el público entregado, se echó la muleta a la izquierda pero comprobó que ahí había menos opciones de lucimiento. Bernadinas para el remate de faena que encandilaron a los tendidos. Estocada algo delantera que bastó para que el gaditano besara el piso pacense y Ginés recibiera como premio dos orejas y rabo en una de las actuaciones más rotundas que se recuerdan en los últimos años en el coso de Pardaleras.
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El cuarto de la tarde llevaba por nombre Majoleto, un negro mulato listón que tardó en fijarse en el capote de Morante y al que el andaluz pegó dos o tres mantazos que no gustaron en la grada, antes de ponerlo con mucho gusto al caballo. Un tercio de banderillas intrascendente dio paso a un inicio de faena al hilo de la tablas en el que el genio de la Puebla sacó a su enemigo a los medios a base de ayudados por alto. Aplausos de los fieles a la primera tanda de derechazos del sevillano que encadenó una serie más y pidió a la banda que se arrancara con un pasodoble, justo antes que el de Cuvillo lo arrollara en una cogida muy fea. Una vez repuesto, Morante tomó la muleta con la izquierda pero su enemigo se negó a colaborar. Con el acero ya montado en su franela, Morante se llevó otra espectacular voltereta de la que se recuperó sin problemas para administrar una estocada entera que bastó para que cuvillo doblara sin remisión. Una oreja para el esportón del sevillano que no pudo pasear su trofeo, dolorido por los dos percances sufridos. Abandonó la plaza durante la lidia del quinto.
El colorado meano que salió como quinto de chiqueros se llamaba Encendido e irrumpió tan despistado por el ruedo que acabó picado en el caballo que no tocaba. Buen tercio de banderillas a cargo de la cuadrilla de Roca Rey que brindó la muerte de su oponente al que fuera su profesor en la escuela taurina de Badajoz, Luis Reina. La faena de muleta comenzó con un nuevo ejercicio de poderío del limeño que instrumentó un par de tandas de derechazos que buscaban dejarle claro a su oponente quién mandaba en el ruedo. Con la izquierda el cuvillo perdía los papeles pero Roca se mantuvo firme para deleite de los tendidos. Si transmisión ni ligazón, los muletazos fueron subiendo al marcador del peruano que, poco a poco, demostraba a su enemigo quien mandaba allí. Una estocada muy caída bastó para que el gaditano diera con sus huesos en el albero y Roca cortara un trofeo más.
El que cerraba plaza fue un negro de 531 kilos de nombre Novelero que salió suelto del capote de Ginés Marín cada vez que este le ofrecía el percal. El oliventino brindó la muerte del sexto a Roca Rey y comenzó su faena doblándose con su enemigo hasta sacarlo a los medios. Un molinete antecedió a dos buenos derechazos y un pase de pecho en el que el cuvillo echó peligrosamente la cara arriba. Con la izquierda Ginés dio un natural de cartel que, por desgracia, no tuvo continuidad ante la falta de colaboración del astado. Retomada la derecha, una tanda en redondo sirvió para meter al público en la faena de forma definitiva y llevar al hijo de Guillermo a afrontar un alarde de valor innecesario. Una estocada entera, dos orejas más y Ginés Marín abandonó la plaza de Badajoz convertido en el triunfador absoluto de la feria de San Juan.
Ficha del festejo
Toros Seis ejemplares de la ganadería gaditana de Núñez del Cuvillo enrazados, fieros y de juego desigual. Espléndido en tercero, premiado con vuelta al ruedo.
Toreros José Antonio Morante de la Puebla: silencio y oreja; Andrés Roca Rey: dos orejas y oreja; Ginés Marín: dos orejas y rabo y dos orejas.
Plaza Tarde de un calor sofocante con más de tres cuartos de plaza para festejar a San Juan
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