![Toros Feria de Fallas 2022: Roca Rey y Manzanares, bravo cambio de guión](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202203/19/media/cortadas/Image-1-kH7D-U1601370902052KQB-1248x770@Hoy.jpg)
![Toros Feria de Fallas 2022: Roca Rey y Manzanares, bravo cambio de guión](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202203/19/media/cortadas/Image-1-kH7D-U1601370902052KQB-1248x770@Hoy.jpg)
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José Luis Benlloch
Sábado, 19 de marzo 2022, 11:13
Cambio radical en la plaza. En menos de veinticuatro horas, cual si fuese cosa de las musas de Lope, pasamos de la calma a la tempestad, de la elegante moqueta en la que se exhibió Aguado y el mismo Morante la víspera, a la arena ... brava en la que se batieron el cobre Roca y también Manzanares que como los grandes sin abandonar las formas propias, aguantó el reto del valor. Fue un venir de la brisa para gozar de la tormenta, pasar de los violines a una tremenda tamborrada que hacía levitar a la parroquia en cuanto arreciaba el ritmo. También eso es toreo, diría más, es toreo necesario y urgente si queremos ganar adeptos, así que prohibidos los remilgos.
Y como complemento obligado para alcanzar la categoría de gran espectáculo en que deviene una buena tarde de toros, en veinticuatro horas pasamos de un concierto de mansedumbre a una exhibición de bravura en todos los matices y versiones en la que se muestra bravura, por cierto, ninguna de ellas aburrida. Todos los victorianos presentaron retos que superar: el noble y bravo como el tercero porque había que estar a la altura; el primero porque no se salía de la muleta; el segundo porque quería más que podía tras dos tremendas volteretas; en el buen quinto porque el viento molestaba más que nunca y no se hacía fácil su buen gobierno; y ante el sexto, abanto y suelto, yo creo que le afectaban las luces, porque había que amarrarlo en sus huidas; y el cuarto porque se lo pensaba mucho antes de acometer. Todos fueron toros para apostar. Un gustazo cuando tanto se habla del riesgo de la monotonía y la globalización, llegan tardes como la de ayer para poner las cosas en su sitio y recordar los porqués y los secretos de la emoción. Ante la corrida de Victoriano había que pensar soluciones, había que apostar, nada salía igual y siempre quedaba espacio para la sorpresa: la salida arrebatada de Manzanares con la capa es un ejemplo; aquel pase de pecho de Roca, enganchando el toro por la espalda para vaciarlo que digo por el hombro contrario, por donde lo mismamente lo había cogido, fue un calambrazo que puso los tendidos, los del sol y los de la sombra, en pie, fue otro ejemplo. Ya se sabe y no se puede olvidar, que en la variedad está la riqueza.
En ese panorama, plaza llena pese a la climatología, publico apasionado, el viento como maldito protagonista, Roca Rey fue una vez más el guerrero vencedor, el héroe dispuesto a inmolarse en el altar de los cuatro vientos en las que estaba convertida la plaza cuando se dirigió a su bravo/bravísimo primero. Esa fue la sensación que produjo cuando le aguantó impávido en los medios, a tomar viento el viento. El tío se quedó allí mismamente, plantado, agarrado al suelo mientras el de Victoriano pasada como un expreso y volvía a pasar y le volvía a esperar de la misma guisa. Esas son las cosas que hacen que un torero acabe pareciendo un ser superior, que hace lo que otros no son/somos capaces de hacer. Luego vinieron las series ligadas ¡Dios que importante es ligar si quieres emocionar! la muleta rastrera, el pase de pecho que les refería, la derecha, la izquierda, el viento que lo convertía todo en una ruleta rusa para mayor trago, la estocada con desvió, eso debió pasar y el fallo con el maldito descabello que se repitió en el sexto como si no hubiese en el equipo un autentico maestro de la cruceta pero en tarde de tanto sobresalto todo es posible, hasta perder una puerta grande por suerte tan poco torera.
Su segunda faena fue otra apuesta a todo o nada. Si la primera se escenificó en los medios, esta tuvo que ser donde la condición huidiza del toro imponía y allí le robó naturales, se embraguetó con la derecha hasta exprimirlo y finalmente en terrenos muy damasistas lo encimó, le puso el pecho y los muslos sobre los pitones y los tendidos volvieron a rugir, con el mismo desenlace final.
En ese ambiente Manzanares no entregó las armas en ningún momento, al fin y al cabo estaba en su corral, encaró las rachas de viento con el mayor riesgo y serenidad, logró afianzar a su tambaleante primero hasta redondearle series diestras de mucha ligazón y mando. Hubo un trincherazo, arrancado del alma, que tuvo los aires del gran Silverio, pero donde se creció definitivamente fue en el quinto. En uno y otro toreó a la verónica con arrebato y el arranque de faena a ese quinto fue un monumento. Firmeza, reunión, mando, el pecho acompañando las embestidas, la línea recta rota y naturalmente la plaza en pie. La faena tuvo otro momento cumbre, cuando el toro se le arranco justo cuando la muleta volaba y no hubo la menor rectificación, otra cuestión que diferencia a los grandes de los ciudadanos de a pie, una muestra de lo que es el valor sereno y sin alharacas. Luego llegaron las series ligas, los pases de pecho al hombro contrario puro alicantismo y los cites rondeños del pecho por delante y las plantas agarradas al suelo. Era el Manzanares esperado al que esta vez le traicionó su fuerte, la espada.
No tuvo su tarde Diego Urdiales, no le sientan bien los aires de esta tierra, una pena. Tengo metidos en la memoria los pares de Víctor, de Mambrú, de Chacón y de Duarte que además cuajó una excelente brega. Lo dicho tras la calma torera del jueves el trueno de ayer. No es malo, en sociedad tan bipolarizada como la nuestra el toreo está obligado a transitar por los dos bandos. Todo es toreo, el fuego y la calma y que cada cual elija.
Toros: Toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés. Corrida bien presentada y brava.
DiegoUrdiales: Ovación con saludos en ambos.
José María Manzanares: Ovación con saludos tras aviso en ambos.
Roca Rey: Oreja y ovación tras dos avisos.
Entrada: Casi lleno. Al término del paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del asesor taurino Paco Ferri.
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