¿Qué ha pasado hoy, 7 de febrero, en Extremadura?
Jesús María Gómez y Flores muestra su libro. HOY

Adición de la poesía

Rebeldía. Esas tentativas de escapismo que el título sugiere son una lúcida voluntad de resiliencia ante las incomodidades que nos abruman y el verso contribuye a esa función sanadora

Manuel Pecellín

Viernes, 7 de febrero 2025, 23:13

Resulta un enorme placer afrontar nuevamente la lectura de uno de los poetas más profundos, rigurosos e innovadores. 'Tentativas de escapismo' nos llega galardonada con el Premio Internacional de Literatura 'Rubén Darío' 2024, creado hace cuatro lustros por el PEN Club Español y el grupo ... editorial Sial Pigmalión. En el jurado internacional de la convocatoria, presidido por Francisco Gutiérrez Carbajo, catedrático de la UNED, figuraban también nombres prestigiosos como los de José Luis Bernal, Cecilia C. Lee, Ridha Mami, J.M. Paz Gago o Nery Santos Gómez.

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La obra se publica en la colección 'Extremadura que Pigmalión mantiene para difundir los trabajos de autores nacidos en la región. Jesús María Gómez, natural de Cáceres (1964), donde reside, es doctor en Derecho y magistrado y desarrolla desde la Asociación Cultural Norbanova encomiables labores de promoción de la literatura con una bonhomía y sapiencia que todos le reconocen. Autor de numerosos libros, la mayor parte de ellos se recogieron en el volumen 'A medida de mis contradicciones (poesía esencial 1985-2020)', publicado también (2022) por la editorial que dirige en Madrid el infatigable Basilio Rodríguez Cañada (Navalvillar de Pela, 1961). Tuve el honor de reseñarlo en HOY (4 febrero 2023).

'Tentativas de escapismo' enlaza con el itinerario poético que Gómez ha venido madurando y trazó meridianamente en una de sus últimas entregas, allí incluídas, 'Las erratas de la existencia' (2021): la palabra poética es la mejor, quizás la única terapia frente al mundo convulsionado por factores múltiples (violencia, afán de consumo, frivolidades, xenofobias). Así pueden explicarse esas tentativas de escapismo que el título sugiere, una lúcida voluntad de resiliencia ante las incomodidades que nos abruman. El verso contribuye a esa función sanadora, sin olvidar lo que somos, aunque «reivindicando la tenacidad de la rebeldía con la armadura del idioma».

Tentativas de escapismo

Jesús María Gómez y Flores

Editorial: Pigmalión.

102 páginas.

16 euros.

Bendecía el gran E. Cioran (Rasinari, 1911-París, 1995) sus contumaces insomnios, que le facilitaban «habitar la noche sabiendo que ella es el amplificador del mal. Todo dolor, tanto físico como psíquico, se dilata hasta desbordarnos. Y es que cuando las estrellas se dejan ver la angustia, la tristeza, el vértigo, el miedo… aumentan su densidad». Constituyen el tempus preferido por nuestro autor para enfrentarse con los fantasmas que lo inundan y tratar de someterlos, seguramente con el apoyo de los músicos más queridos, el jazz de Bill Evans, Lana del Rey, Oscar Peterson o Charlie Parker, a menudo convocados en ese libro de evocaciones y denuncias.

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Estructurado en cuatro partes y un epílogo, constituye «una invitación a asumir riesgos, a comprometer las coordenadas de la sensatez, a perderse entre los reclamos de esa avenida infinita que conduce al futuro. Sin olvidarse de lo que somos, pero reivindicando la tenacidad de la rebeldía con la armadura del idioma», leemos en la ajustada presentación.

En los inicios, sus versos blancos y libres de arte mayor, el discurso del insomnio sitúa al poeta, y con él a los lectores, ante los rudimentos del yo heridos por angustiosas consideraciones. Tal vez la música del piano y, sobre todo, el anuncio de algún poema emergente contribuyan a superarse. La voz lírica se expresa en imágenes de sorprendente originalidad, a menudo de difícil interpretación. Los versos van adelgazándose después, aunque mantienen la preferencia por la intensidad expresiva y el empuje unitario de cada poema hasta la implosión final. Al fin, para mantenerse a flote, el auto, feble guitarra vagabunda, opta en la parte final por la prosa poética, un excurso, cuando las aceras aún duermen y las mentes continúan apegadas al estéril discurso de los fósiles (página 86), plagado de metaliteratura, porque «con los pies sobre el territorio de la gramática, todo consiste en continuar burlando la sinrazón del naufragio» (página 94). Siempre nos quedará la poesía, como el París de Bogart e Ingrid Bergman, como cálido refugio.

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Deli Cornejo ha enriquecido la edición con magníficas ilustraciones.

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