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J. ERNESTO AYALA-DIP
Sábado, 6 de enero 2024, 10:28
No sé si se lee o no a Balzac actualmente, pero a veces me asalta la duda de si no debieran algunos novelistas de hoy ... en día, nacionales y extranjeros, pasarse un momento por el universo balzaciano, maestro absoluto del realismo literario. Balzac, él mismo, es un personaje balzaciano. Fue un hombre entregado a los grandes placeres de la vida burguesa, siempre endeudado (al punto de tener que escribir novelas por entregas para sufragar lo que ya se había gastado antes de cobrar), gran bebedor de café y que en sus últimos meses de vida terminó por alcanzar uno de sus sueños dorados: casarse con una condesa. Así era nuestro Balzac, que murió demasiado joven cuando pensamos todo lo que todavía le faltó escribir. Me imagino al gran maestro escribiendo sobre el segundo imperio o sobre la guerra franco-prusiana o sobre la Comuna.
Todo el mundo sabe que su obra se aglutinó bajo el epígrafe de 'La Comedia Humana'. A su vez, el gran escritor galo las separó en capítulos temáticos. 'Eugenia Grandet', por ejemplo, pertenece al apartado de 'Escenas de provincia'. El libro que hoy reseño es 'Un caso tenebroso', perteneciente al grupo de novelas de 'La Comedia Humana' titulado 'Escenas de la vida política' (en ediciones anteriores, el lector la encontrará con el título 'Un asunto tenebroso'). Se comenzó a publicar por entregas entre el 14 de enero y el 20 de febrero de 1841. Sale en libro en 1843, el mismo año, por cierto, que Edgar Allan Poe publica su célebre 'Los crímenes de la calle Morgue'. De esta novela hay que comentar dos cuestiones: una en torno a su argumento y la otra sobre su perímetro temático. Balzac se basó en un hecho real. Estamos en el año IX de la República napoleónica. Un abogado jacobino, comprometido no demasiado decididamente con la causa robespierrana durante el año del Terror, es secuestrado. Este abogado, misteriosamente es liberado y sus captores detenidos. Es aquí cuando entra en escena uno de los personajes más tenebrosos, no sólo de la novela, sino de toda la época napoleónica. Decía Somerset Maughan que Balzac, como todos los grandes escritores, era mucho mejor representando a gente mala que buena. No faltan quienes consideran esta obra un precedente de la novela de intriga. Yo no estoy muy seguro, pero podría ser.
Aquí está el mejor retrato de un malo de película. Y si a ello el lector le suma la excelente biografía que escribió sobre Fouché Stefan Zweig, miel sobre hojuelas.
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