Auður Ava Ólafsdóttir. HOY

Bienvenida a la vida

Novela. Auður Ava Ólafsdóttir da a luz un libro que desde la sencillez llega a conclusiones complejas

Enrique García Fuentes

Sábado, 19 de octubre 2024, 15:04

A diferencia de lo que me ocurre con los vinilos o con los cedés, que muchas veces los he adquirido seducido por el encanto de ... sus portadas, nunca me he fijado en el envoltorio de los libros a la hora de decidir su adquisición y lectura. Con este que traigo hoy tampoco me ha pasado; conocía a la autora y decidí llevármelo. Lo curioso es que solo cuando lo he concluido me he dado cuenta de que la delicada mujer que aparece retratada en la portada resume muy bien el contenido de la novela, porque me parece una imagen agradable que, sin intención de seducir, nos hace fijarnos en su delicada y casi etérea hermosura. Y es que 'La verdad sobre la luz', de la islandesa Auður Ava Ólafsdóttir (Reikiavik,1958), es una novela de belleza serena en la que podríamos decir que pasan muy poquitas cosas, apenas hay acción, pero en lo que se nos cuenta podemos indagar y llegar a conclusiones muy profundas, preñadas (tal vez nunca mejor dicho) de un envolvente misterio, como el que parece contener la figura que desde la ilustración de su portada nos mira.

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Poco sabemos de la protagonista del relato, voz narradora, además, del mismo. Dýja (tal es su nombre familiar) es una mujer que trabaja como comadrona y que resulta ser la última descendiente de toda una estirpe de mujeres de su familia que también se dedicaron a este oficio; un oficio que, como podemos deducir del mismo título de la novela, tiene mucho que ver con la luz. A fin de cuentas una comadrona se dedica a ayudar a parir, ese verbo tan hermoso que siempre hemos querido suplantar con el eufemístico dar a luz, que, paradójicamente tan bien nos viene en esta ocasión para el desarrollo de la historia. Y fundamental: como se nos cuenta, allí en Islandia a las parteras se las llama 'madres de la luz'. La cronología de la acción es muy escueta: unos días antes de las festividad de la Navidad para la que se anuncia, por cierto, una tormenta de cada vez más grandes dimensiones. Eso sí, mientras transcurren lentamente esas escasas dos semanas, la narradora nos adentra en una serie de saltos temporales que son los que, en realidad, sostienen la parte importante de la peripecia.

La tía Fifa, como familiarmente la llamaron siempre, es tía abuela de nuestra protagonista y falleció hace un par de años. Dýja, que siempre tuvo una especial conexión con su pariente, acabó algunos años viviendo con ella y cuando la anciana murió le dejó parte de la casa donde vivían en herencia. Este estrecho contacto le hace descubrir la extraordinaria calidad humana de tía Fifa, comadrona también durante muchos años y causante directa de que Dýja cambiara su inicial vocación de estudiar Teología, para acabar estudiando y ejerciendo a continuación la misma profesión de partera, algo que inevitablemente las unió todavía más. Ahora ha transcurrido algo de tiempo y Dýja, a la que conocemos poco apegada a casi nada y muy centrada y cautivada con su profesión, decide que va siendo hora de ir realizando cambios en la casa que heredó y donde vive por mor de mejorar sus condiciones de vida: deshacerse de un número excesivo de cosas, reparar averías, redecorar estancias, etc., y en esas aparece una gran caja llena de manuscritos de tía Fifa que nuestra protagonista empieza a leer y trata de poner en orden, dado lo cautivador que encuentra cuanto lee.

Estas lecturas, que no solo tienen que ver estrictamente con la profesión de la anciana fallecida, le conducen a anécdotas del pasado y se entremezclan con la rutina del día a día de nuestro personaje principal y sus contactos con el resto de su familia: sus padres, dueños de una empresa de pompas fúnebres y su hermana meteoróloga (como se dice en un momento de la novela, un resumen de la vida de cualquiera: nacimiento, avatares y cambios del tiempo y muerte al final) con quien habla continuamente de la celebración de la cena de Nochebuena, a la que Dýa no podrá acudir porque está de guardia, y la probable coincidencia con un temporal que se anuncia como devastador. Como digo, la originalidad (y acaso el interés primordial) de los manuscritos de la tía Fifa que Dýja querrá ir transcribiendo al ordenador radica sobre todo en las muy contemporáneas y avanzadas opiniones de aquella sobre ecología y otros asuntos de hirviente interés. Pero cuando habla, la tía Fifa no trata de sentar cátedra; al contrario, a veces se hacen patentes sus contradicciones o se evidencian signos de su declive físico y mental, no obstante, se nos antojan más que pertinentes sus reflexiones acerca de su poca confianza en el ser humano: para la tía Fifa el hombre en realidad solo es importante cuando es niño. Y en estas y otras imágenes, en esas ideas va orbitando y desenvolviéndose de manera cálida, sin sobresaltos y sin que, insisto, ocurran demasiadas cosas, el desarrollo de la novela. Como lector agradezco profundamente que la autora no opte (aunque legítimamente pudiera hacerlo) por hacer hincapié en el trazado feminista y reivindicativo (antes bien, se pone constantemente de relieve la labor de un partero varón, sin que llegue a aparecer siquiera como personaje de la novela) sino que prefiera un relato sereno y expositivo que nos gana por su sencillez y sinceridad sin alardes.

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La verdad sobre la luz

Audur Ava ÓlafsDóttir. Alfaguara. Madrid (2024). 184 páginas. 17,95 euros.

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