Contra la borreguez moderna

El ritmo frenético de los tiempos que vivimos y la permisividad de las autoridades, que parecen delegar en la industria tecnológica el cuidado de los ciudadanos, han hecho que estas últimas décadas –quien más, quien menos– haya sido abducido por el atractivo de las pantallas, convertidas casi en un apéndice de nuestros cuerpos y de nuestra vida cotidiana. Francisco Villar Cabeza incide en este libro en la importancia de que los padres restrinjan el uso del teléfono en los niños, pero también en los adolescentes.

Más allá de lo que algunos sociólogos denominan 'generación digital', el ensayista habla de una focalización constante de estímulos que llaman descaradamente a la inacción del individuo, seducido por artefactos cada vez más sofisticados que 'atrapan' no solo al público infantil, sino también (y esto es lo más grave) al adulto. Este fenómeno, que el neurocientífico alemán Manfred Spitzer llama «demencia digital», resulta especialmente nocivo en el desarrollo cognitivo durante la infancia. Actualmente, apunta Villar Cabeza, la desconexión de todos estos instrumentos es la única manera de estar conectado al mundo real y de no sucumbir a una cultura de lo inmediato que nos empuja a una realidad virtual. Y, por ende, a una sociedad llena de autómatas aborregados.