Pablo Martínez Zarracina
Viernes, 6 de septiembre 2024, 23:08
Una particular energía emocional distingue a la literatura de James McBride. Tiene que ver con la fraternidad y se expresa en sus momentos más intensos ... con el multitudinario entusiasmo de una fiesta. El efecto remite a Dickens, pero pronto hace pensar en la posibilidad de que el John Ford de 'Qué verde era mi valle' sustituyese a los irlandeses por negros y emigrantes judíos. El lector lo comprueba al comienzo de esta novela ambientada en los años de la Gran Depresión, cuando la comunidad negra de Chicken Hill, un barrio de una pequeña ciudad de Pensilvania, encuentra en su vecina Chona –una judía irreverente, bondadosa e imparable que junto a su marido Moshe les fía en su tienda de comestibles y les abre las puertas de su sala de baile– «la prueba material de que la igualdad era posible en los Estados Unidos».
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Sobre la puesta a prueba de esa hipótesis, McBride construye una novela coral y enfática, revestida de un constante simbolismo, por la que desfilan rabinos sentenciosos, médicos del Ku Klux Klan, gánsters, obreros, criadas, buscavidas y leyendas del 'swing' como el baterista jorobado Chick Webb. El intento del Estado por internar en una institución inhumana a Dodo, un chico negro que quedó sordo tras la explosión de una estufa, será el detonante de una historia que consigue estar por encima de su propósito edificante. Lo hace acumulando una considerable cantidad de encanto a través de la construcción de ambientes, personajes, historias secundarias y, sobre todo, un narrador omnisciente, veloz y lenguaraz. A cambio, la trama principal aparece deslabazada, pero la apuesta de McBride no es la de perfección sino la de la magia. En este sentido, su manejo del melodrama es muy efectivo. El autor que se mueve al borde del sentimentalismo, pero consigue evitar la caída con una mezcla muy particular de humor y desenfreno expresivo. En sus mejores momentos, la escritura del estadounidense consigue ascender y estallar como la sección de viento de una banda enloquecida. Es uno de los constantes contrapesos que McBride maneja con inteligencia. Curiosamente, 'Una tienda en Chicken Hill' tiene algo de síntesis de los dos libros suyos que hasta ahora se habían publicado entre nosotros: 'El color del agua' (Big Sur), donde el autor recuperaba la historia de su madre, una mujer judía que se casó con un pastor negro y sacó adelante a once hijos en Brooklyn, y 'El pájaro carpintero' (Hoja de Lata), una historia ambientada en la Guerra de Secesión en la que Henry Cebolla Shackleton, un niño esclavo picaresco y disparatado, se cruzaba con la figura histórica del abolicionista John Brown.
James McBride. Traducción: Juan Trejo. Editorial: Tusquets. 400 páginas. 22,90 euros.
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