Eduardo Laporte
Sábado, 28 de septiembre 2024, 12:52
Manuel Vilas, como Sabina, quería escribir el mejor libro del mundo… y no lo consiguió. Así lo reconoce en esta narración autobiográfica trufada de semblanzas ... a otros escritores. No se muerde la lengua y eso se agradece en la época de la autocensura. Habla con alegría de otros colegas y de modo recurrente de Javier Marías, quizá el último escritor con aura de leyenda, aunque bajándolo de la peana: al final todos nos repetimos, viene a decir. Y de obras inmortales, como esa 'Divina Comedia' llamada a ser el mejor libro del mundo, solo queda una palabra, dantesco.
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Pero Vilas habla también de su compulsión con la comida, de su obsesión por las básculas, de sus orígenes humildes, de las flaquezas masculinas y de las miserias propias de todo escritor, como comprobar si sus libros lucen como deben en las librerías
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