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Pablo Martínez Zarracina
Viernes, 6 de diciembre 2024, 23:22
Los británicos agrupan bajo el género de novelas sobre el estado de la nación aquellos libros que abordan un periodo más o menos prolongado de ... la historia del país y a través de tramas corales reflejan tensiones políticas y cambios culturales, intentando completar una suerte de explicación a un itinerario colectivo. Ningún autor inglés se mueve hoy en ese territorio con la eficacia de Jonathan Coe.
Su última novela tiene a este respecto algo de gran apuesta. ‘Bournville’ se ocupa de setenta y cinco años del Reino Unido –desde la victoria en la Segunda Guerra Mundial hasta el covid– a través de siete de esos días en los que la historia se inmiscuye en la vida cotidiana de un país: acontecimientos como la coronación de Isabel II, la final del Mundial de 1966, la boda de Carlos y Diana o la celebración del ‘VE Day’ de 2020, cuando la reina se dirigió por televisión a una nación confinada.
El libro no se centra exactamente de esos episodios, sino que los refleja en el espejo de una familia de Birmingham lejanamente emparentada con los Trotter de la trilogía del autor sobre los años de Thatcher y Blair. Coe reúne a sus personajes en torno a la gran cita deportiva o la retransmisión de la ceremonia real y el lector ve cómo pasan los años sobre ellos, cómo se suceden las ausencias y las incorporaciones, cómo languidecen las viejas certezas, entran en acción las nuevas ideas y se reinventan los prejuicios. La pregunta que sobrevuela el libro –«¿Qué les ha pasado?»– la hace un extranjero en un capítulo introductorio. Tiene que ver con el ‘Brexit’ y vertebra el texto junto a una gran protagonista femenina, Mary, que es una niña que celebra el fin de la guerra con sus padres y una abuela que aprende a usar ‘Zoom’ para comunicarse con sus hijos, nietos y bisnietos durante el covid.
Coe explica en una nota final que Mary está «fundamentalmente» basada en su madre. Eso explica su brillo y profundidad, pero al tiempo llega a poner en cuestión la entidad del resto del libro. Hay algo excesivamente ambicioso en el propósito del autor de explicar setenta y cinco años de historia en siete fogonazos. El empeño impone el exceso de connotación y transforma a algunos protagonistas en encarnaciones semiparódicas de ideas, ya sean el nacionalismo excluyente (Jack) o la sensibilidad progresista (Peter).
Juega a favor del autor su costumbre de ser siempre diáfano, divertido y perspicaz, pero es difícil no pensar que esta vez Jonathan Coe fuerza el encaje de varias novelas dentro de una que, curiosamente, apareció en Reino Unido poco antes de que la realidad le ofreciese su cierre perfecto: la muerte de Isabel II y las escenas de miles de ciudadanos haciendo cola en Westminster para despedirla.
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