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Enrique Díez-Canedo.
Crónicas viajeras de Díez Canedo

Crónicas viajeras de Díez Canedo

Artículos. Emprendió el viaje a Filipinas en diciembre de 1935, y se sumergió con intensidad en los acontecimientos culturales de las islas, analizándolos con su agudeza clásica, a la vez que quedaba prendado de las bellezas paisajísticas, la amabilidad de los habitantes y la fuerza de ciertas costumbres

Manuel Pecellín

Viernes, 28 de marzo 2025, 23:21

Enrique Díez-Canedo (Badajoz, 1879-Cuernavas, 1944) fue una de las figuras literarias más destacable en nuestro país y en el que hubo de «transterrarse» ... por fidelidad a la II República, a la que había servido como embajador español de Uruguay y Argentina. Hijo de un funcionario de aduanas y de Joaquina Reixa, natural de Alburquerque, salió pronto de la ciudad donde vio la primera luz y a la que recordaría en algunos de sus versos. Aquí llevan su nombre una calle merced al empeño del poeta Jesús Delgado Valhondo, y el Aula literaria que creamos en la Asociación de Escritores Extremeños. También lo luce el IES Puebla de la Calzada, por voluntad del claustro de profesores que dirigía Antonio Pizarro. En el departamento de publicaciones de la Diputación pacense editamos (1984), 'Enrique Díez-Canedo. Su dimensión humana, su tiempo y su obra', tesis doctoral de José María Fernández Gutiérrez. Profesor de Literatura en la Universidad Rovira y Virgil (Mora de Luna, 1942), ya fallecido, que había publicado una valiosa 'Antología' (Salamanca, Almar, 1979), contribuyendo a actualizar la figura del gran crítico, ensayista y poeta. («Yo no me consideré poeta hasta que Enrique Díez-Canedo me lo dijo», repetía Alberti, tras darle a leer 'Marinero en tierra', luego galardonado con el Premio Nacional de Literatura).

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