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Esta vez no hay que descubrir a un asesino en la novela de Dicker. EFE

Otra cuadratura del círculo

La nueva novela de Jöel Dicker nos devuelve al colmo del entretenimiento con un control admirable de una trama compleja

J. Ernesto Ayala-dip

Viernes, 26 de abril 2024, 23:24

La nueva novela del escritor suizo en lengua francesa Joël Dicker, nos devuelve al colmo del entretenimiento, un solaz en medio de las inclemencias del ... mundo actual. En estas mismas páginas ya lo he dicho muchas veces, soy un admirador de Dicker, qué digo admirador, un forofo lo más cercano a un hincha del Athletic de Bilbao o del Barcelona Club de Fútbol. Un adicto, para decirlo de una vez. Siempre que alguien me dice que el escritor suizo es un superventas y nada más, me enfado mucho con el mundo. Y cuando termina de expresar su falta de respeto por Dicker, le sugiero que lea 'El libro de los Baltimore' y 'Los últimos días de nuestros padres', del mismo autor, a ver si se desdice de su innecesario desprecio. La nueva novela de Joël Dicker se titula 'Un animal salvaje'.

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Esta vez no hay que descubrir a ningún asesino. Esta historia no va de asesinatos ni de investigadores detrás de una pista que dé con el culpable. Resumir su argumento es tarea harto complicada, entre otras cosas porque su trama es muy compleja. Todo comienza con el asalto a una joyería que se realizará en determinada fecha. Luego entra en escena un matrimonio adinerado que vive en una lujosa vivienda alejada del mundanal ruido de Ginebra, rodeada de bosques. Y aparece un individuo que, con la excusa de pasear a su perro, aprovecha la salida para espiar al matrimonio pudiente mediante unos potentes prismáticos. Exactamente espía a la mujer del matrimonio, Sophie, insoportablemente bella para su espía.

Más tarde sabemos que dicho voyeur es un policía que acabará investigando por su cuenta el asalto con el cual comienza la novela. Todo se va complicando cada vez más. Pero gracias a la pericia de su autor, las cosas van encajando, de la misma manera que encajan las piezas de un puzle. Los lectores del autor de 'La verdad sobre el caso Harry Quebert' ya conocen el método de Dicker a la hora de ir estructurando su historia. Dividida en partes, como esta que comento, le siguen relatos que describen el presente, sabiendo que ese presente no existiría si luego no se retrocediera. Las novelas de Dicker exigen un mínimo de atención, sobre todo si el lector quiere avanzar rápido para descifrar el enigma que Dicker le ha propuesto que intente adivinar. Que no es el caso en esta obra.

En 'Un animal salvaje' no es tanto lo importante la resolución de ningún enigma o misterio como el hecho de que todas las piezas vayan encajando según vamos leyendo. Al final es muy posible que los lectores terminen muy legítimamente preguntándose cómo ha hecho el autor para que todo terminara cuadrándole y cuadrándonos. El control que ejerce Dicker sobre la trama y la cuadratura del círculo que termina obteniendo es francamente admirable. Y sobre todo muy, muy saludable.

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