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El inquieto escritor Manuel Moyano. HOY
Trazos

Del día a día

Amena lectura. 'Polvo en los zapatos' es la crónica de dos años de entradas casi diarias que refieren pensamientos, historietas y sucesos ocurridos de 2018 a 2020

Enrique García Fuentes

Sábado, 20 de abril 2024, 11:53

La literatura en diarios que se publican antes en periódicos no es una novedad en nuestras letras. Pla, Camba, Umbral y tantos otros han ido ... poniendo el listón muy alto y, por encima de la amenidad del ratito que pasábamos buscando la columna o el artículo, estaba, como digo, el indudable poso literario que se cosechaba de una anécdota mínima, un recuerdo más o menos banal o el leve apunte de una situación palpitante entonces, en el momento de ser publicada. Mucho de todo esto sabe (y tiene en cuenta) el sincero y eficaz Manuel Moyano (Córdoba, 1963, criado en Barcelona y desde hace muchos años ya residente en Molina de Segura, Murcia), quien, tras aparecer en estas mismas páginas varias veces, como estupendo novelista de aventuras y entretenido relator de viajes cercanos, nos viene ahora (un poco tarde) con esta suerte de diario que recoge dos años de colaboraciones semanales para un periódico murciano. Una dimensión más que añadir a este inquieto escritor que siempre nos sorprende con cambios de género en cada publicación.

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Precedido de un tan erudito como ajustado prólogo del injustamente olvidado Miguel Sánchez-Ostiz, 'Polvo en los zapatos' es la crónica de dos años de entradas casi diarias que refieren pensamientos, historietas y sucesos ocurridos durante los ya lejanos años de 2018 a 2020, y me apresuro a señalar que esta sea tal vez la única rémora que cabe oponer a su, por lo demás, amena lectura. Pero es indudablemente cierto (y el autor viene a reconocerlo más o menos en el epílogo) que las vidas de los que aquí estamos experimentaron un punto álgido e inolvidable justamente unos días después de que este diario se diese por concluido; y fue tan duro el impacto que corremos el riesgo de minusvalorar todo lo que ocurrió inmediatamente antes. Por eso recomiendo limitarse a disfrutar de su contenido familiar y próximo para muchos de nosotros, dejándonos llevar precisamente por esa cercanía. Todo lo más que puede ocurrirnos es que nos vuelva la sonrisa, la pena o la sorpresa cuando surge ante nosotros la evocación o la simple cita de algún personaje o suceso que, entre el tráfago vertiginoso de nuestros propios días, habíamos ya olvidado.

Es Moyano lo más parecido que podemos encontrar a eso tan difícil de definir y que solemos nombrar como «persona normal»; efectivamente, gusta de escaparse con su bicicleta y atreverse con estimulantes recorridos, salir a comer fuera con su mujer (los hijos andan fuera) o con sus amigos –y de paso, claro, le agradecemos la sugerencia explícita de aquellos sitios en los que disfruta como anotación para posibles estancias por la zona–, enredar y «espachurrar» la cartera en librerías de viejo (un momento más para evocar lecturas pretéritas que también nosotros tuvimos o que aún adeudamos), pasar todo lo que puede de la política, tanto local como nacional (en esos tiempos en que la cuestión catalana estaba enrabietándose de veras), ver y opinar de cine, viajar tanto a sitios lejanos (el estremecedor Auswichtz, la siempre atractiva Italia, la antigua Siam y alrededores) como a bien cerquita (Oróspeda, Matarraña y los entrañables viajes a Barcelona en Navidad para ver a sus padres), disfrutar de los detalles mínimos, jugar a no preocuparse mucho por las lacras que el cuerpo empieza a atesorar llegadas unas edades, lamentar profundamente las ausencias (sobre todos las inesperadas) con las que la vida nos va poniendo en nuestro sitio… En fin, una persona como cualquiera de nosotros, ¿no? Y muchos muchos encuentros con escritores, bien por trato directo eventual, bien por amistad consolidada (el hoy consolidado Miguel Ángel Hernández, destaco), bien por asistencia a lecturas y charlas muchas veces compartidas; Moyano, al que no cuesta imaginarse como persona cordial y cariñosa, comparte con nosotros siempre su condición de interesado (odio la palabra «letraherido») en todo cuanto tiene que ver con lo literario, un rasgo que siempre nos hace picar a quienes lo compartimos. Ni que decir tiene, insisto que estos diarios en que se habla de literatura o música al lector siempre le viene ganas de experimentar cosas nuevas al hilo de estas sinceras propuestas.

El acierto de este diario («dietario» me suena tan cursi como «letraherido») radica en lo que el lector puede haber deducido de mis palabras: su relato, transferido de literatura, consigue que prestemos más atención a un mundo cercano –el nuestro de cada uno de todos los días– obligándonos a percatarnos de aquello que transcurre a nuestro lado y apenas percibimos. Al arrullo de su modo de contar adquiere una inusitada transcendencia cualquier hecho, por nimio que se nos antoje. Una manera, como cualquier otra, de reconciliarnos al cabo con nosotros mismos.

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Polvo en los zapatos

Manuel Moykano. Editorial: Menoscuarto. Palencia, 2023. 360 páginas. Precio: 22,50 euros.

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