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No hay dolor más grande que esa herida

No hay dolor más grande que esa herida

En estos versos descubrimos que esta blancura y la tranquilidad que nos infunde la nieve aquí no es más que el precipicio de una tristeza

ENRIQUE GARCÍA FUENTES

Sábado, 19 de noviembre 2022, 12:21

Quizá por su carencia continua para nosotros, los del sur, la nieve es siempre símbolo de belleza y perfección. Esa frialdad, esa molestia para quien ... está acostumbrado a ella, se convierte para sus abandonados en ese bálsamo indescriptible que todo lo cubre, lo serena y lo amansa. Un tibio regocijo, casi culpable, nos visita cuando afrontamos algo en lo que la nieve tiene un papel preponderante y el hechizo que intuimos ya nos reclama desde el título de este poemario. Sin embargo, tras adentrarnos por la lectura de estos versos descubrimos que esta blancura y que esa solemne tranquilidad que nos infunde la nieve aquí no es más que el precipicio de una tristeza. El color blanco aquí se torna luctuoso pues trata ahora, ni más ni menos, que medir el perímetro del más grande de los dolores posibles que pueda afrontar un ser humano; un dolor que vertebra el libro en su totalidad. ¿A qué desvelarlo ahora?

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