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Tres personas miraban ayer una de las criselefantinas expuestas. CASIMIRO MORENO

La emancipación de la mujer en los años 20

'Las hijas del jazz' muestra el protagonismo de las féminas en la I Guerra Mundial, la actividad social y laboral y su espacio privado

Cecilio J. Venegas Fito

BADAJOZ.

Sábado, 3 de febrero 2024, 13:18

Hasta mediados del mes de abril la exposición 'Las hijas del jazz' narra en el MUBA de Badajoz el papel de la mujer durante la ... Primera Guerra Mundial y la situación que ocupó después de la contienda, en lo que empezó a llamarse 'los felices veinte', que concluyeron con la Gran Depresión. El conflicto bélico supuso una oportunidad para la emancipación de muchas mujeres, que vieron en su incorporación al mundo laboral la ocasión de liberarse del rol tradicional que la sociedad decimonónica les habida asignado.

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No ocurrió de forma general en todas las capas sociales ni en todos los piases. Asia, Francia y Estados Unidos, con una sociedad liberal, facilitaron esta emancipación. Al contrario, Alemania e Inglaterra, con una sociedad más conservadora, dificultaron este cambio. España también, aun sin guerras en este decenio, también vivió ese periodo.

La exposición, proveniente de la Casa Lis de Salamanca, y de la colección Ramos Andrade, está estructurada en cuatro espacios en los que se muestran a través de gráciles esculturas criselefantinas, grabados originales, cartelería, reproducciones fotográ́ficas y un audiovisual, el protagonismo de la mujer durante y después de la guerra, la actividad social y laboral y su espacio privado.

A 'Las hijas del jazz' les unen, como leit-motiv, las melodías y ritmos afronorteamericanos que, procedentes de Estados Unidos, hacían furor en esta época: el jazz band.

Al finalizar la llamada Gran Guerra, los supervivientes vuelven a sus hogares y se encuentran que sus compañ̃eras han cambiado sus comportamientos sociales. Durante los cuatro años que duró́ el conflicto bé́lico, las mujeres han desempeñado las actividades que antes les estaban encomendadas a los hombres. Su vida social se ha ampliado y tambié́n la forma de vestir y de relacionarse con sus compañeros. La vieja moral se derrumba y 'Las hijas del jazz' irrumpen en un nuevo escenario de libertad.

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Hasta la Primera Guerra Mundial, la mujer había estado relegada a las tareas domé́sticas, a ser madre, cuidar de los hijos y acompañ̃ar a los hombres en la vida social.

Las mujeres ocuparon los trabajos de los combatientes y así́ pudieron emanciparse y desarrollar su actividad personal y profesional. Los carteles tení́an un objetivo propagandístico con la finalidad de atraer a las mujeres para trabajar en las fá́bricas.

Sin duda, la guerra transformó el papel de la mujer en la sociedad. Ante la ausencia del marido, a la mujer le correspondió́ asumir el papel de jefa del hogar.

Al té́rmino de la contienda y con la vuelta de los hombres a casa muchas mujeres volvieron a ocupar el rol que habían tenido antes de la guerra. Pero no siempre fue así́.

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Tras la guerra, las mujeres deciden salir de casa. Este nuevo estilo de mujer necesita una forma de vestir má́s simple y ligera, de modo que desaparecen los corsés y se imponen los vestidos más cortos dejando a la vista las piernas.

Por el día, la sencillez de los vestidos está orientada en función del trabajo con cortes rectos y tejidos de punto má́s resistentes. Por la noche y como contraste, las mujeres se visten con lentejuelas y bordados, se adornan con complementos como tocados y redecillas y fuman con largas boquillas: son las mujeres denominadas «flappers» por su rebeldía. Y es que por primera vez, tenían derecho a votar y su trabajo les permitía una cierta independencia. Practicaban deporte, empezaron a broncearse en las playas, bailaban, conducían automóviles y mantenían relaciones sexuales con libertad. No era igual para todas las mujeres ni en todos los países, pero estas mujeres, las «flappers», consiguieron un espacio de libertad que hasta entonces había estado reservado solo para los hombres.

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Zelda Fitzgerald marcó́ la personalidad de la mujer de la época con su creatividad e independencia. Y con ella, Gloria Swanson, Louise Brooks, Greta Garbo y Coco Chanel. España por su parte tiene una larga nómina de mujeres que lucharon por la igualdad en la educación, la cultura y la política hace ahora un siglo, cuando hablar de derechos era aún una utopía: Arenal, Campoamor, Kent, Nelken, Colombine, Montseny, Camprubí, Moliner y Telo.

Y de fondo, la mú́sica que llegaba de América con los nuevos bailes. El jazz terminó́ siendo la banda sonora de los 'locos años veinte' y el 'charlestó́n' el ritmo que hacían bailar a esta nueva sociedad. Así triunfó en estos años Josephine Baker, la diosa que vino a actuar a la periferia madrileña y se contorneaba desnuda en los suburbios de un Madrid que ya presagiaba la República. «Encarnación de la vida moderna, con todo lo que en ella representa de afán de dislocamiento y de olvido, de embriaguez y de vértigo, de retorno hacia lo primitivo y lo natural. Lo primitivo y lo natural que es acaso, y paradójicamente, lo puro», según se recogía textualmente en El heraldo de Madrid, diario de la época.

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Una cuidadísima y bien escogida exposición para un momento bisagra del siglo XX, en el que la emancipación de la mujer acaso tuvo más importancia social que muchos movimientos que tuvieron que ver con revoluciones y cambios de paradigmas políticos. Nada volvió a ser igual.

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