M. CARRASCO
BADAJOZ.
Sábado, 20 de marzo 2021, 13:09
Para Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002), «todas las obras son en realidad interrogantes, preguntas. Y en parte respuestas, las que tú has podido dar. Yo no creo que llegue ni al 50% de respuestas en las mías. (...) Lo que pasa es que en función ... de los materiales que utilizo, unos están planteando los problemas en unas fronteras y otros en otras». Otras muchas respuestas –la mayoría de carácter reflexivo– las descubrimos en el libro 'Eduardo Chillida. Conversaciones', recientemente publicado por La Fábrica.
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Horizonte. En estas conversaciones coinciden algunos temas, los más caros al escultor vasco, como su sueño no realizado (yo creo que un sueño de todos) del proyecto 'Tindaya', los entresijos de 'El peine de los vientos', o su especial querencia por 'El elogio del horizonte', en Gijón, para él su mejor obra, y en donde se interroga «si no será el horizonte la patria de todos los hombres, porque si tú te mueves, toda la tierra se convierte en horizonte. Si todos los hombres que viven en la Tierra tratan de buscar el horizonte, es la Tierra entera, la forma esférica de la Tierra, la que se convierte en un horizonte común a todos los hombres». Envuelto, todo ello, en una concepción fraternal de la vida, esta trufada de cierto misticismo.
Hokusai. Por lo demás, no faltan alusiones a los comienzos, que ya hablan de su carácter intuitivo, como se desprende de su facilidad para el dibujo, que le lleva a afirmar: «Esto no puede ser arte, es demasiado fácil» (...). Se me ocurrió dibujar con la mano izquierda. Así mi cabeza y mi sensibilidad o mi emoción podrían ir por delante de mi mano. La mano haría lo que yo le dijera, pero más despacio, detrás de lo que le mandasen. Obedeciendo, no mandando». Y otro tanto sucede con sus opiniones sobre otros artistas, así el pintor japonés Hokusai, al que considera un adelantado, un artista capaz de desprenderse de «la relación con algo que esta fuera de él, para que lo que él hiciera estuviese vivo, porque salía de un impulso. Y eso es lo que es el arte, lo que ha sido el arte después de la época figurativa. El arte bueno, el válido. Y él lo intuye un siglo antes de Kandinsky». Y todo así, tan sumamente interiorizado.
Autora: Susana Chillida
Editorial: La fábrica.
224 páginas
Precio. 28 euros
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