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Pablo Martínez Zarracina
Sábado, 9 de diciembre 2023, 09:52
Majorana fue un físico decisivo en el siglo XX que ha pasado a la cultura popular por lo que Franco Battiato definió en una canción ... como su «desaparición misteriosa y única». Un día de marzo de 1938, con treinta y un años, tras haber trabajado con gigantes como Fermi, Heisenberg y Bohr, Majorana embarcó en Nápoles con destino a Sicilia y no se supo más de él. Antes de hacerlo, avisó de la toma de «una decisión inaplazable». Eso facilitó que la Policía zanjase el caso, pese al interés personal de Mussolini, con una investigación poco diligente que apuntó al rapto de locura y al suicidio. Sin embargo, el cuerpo del científico nunca apareció y su familia rechazó la posibilidad de una muerte voluntaria. Pronto comenzaron a circular las más variadas hipótesis sobre una desaparición intencionada. El propio Enrico Fermi aseguró que la inteligencia de Majorana le habría permitido «sin ninguna duda» idear un plan para esfumarse y no ser encontrado jamás.
'La desaparición de Majorana' es en cierto modo el texto canónico sobre el caso. Leonardo Sciascia lo concibió como una serie para 'La Stampa' y formó después con él uno de esos libros en los que disecciona un suceso real con una mezcla personalísima de perspicacia y precisión. Que la suerte que corrió Majorana sea un misterio sitúa la narración en un terreno brumoso en el que Sciascia se maneja a la perfección.
Otros dos elementos favorecen su tarea: que el lugar de la desaparición sea Sicilia, su territorio literario por antonomasia, y que su teoría sobre la desaparición de Majorana presente un trasfondo ético. Tiene que ver con el rechazo del físico a participar en el desarrollo de un conocimiento que iba a desembocar en la creación de la bomba atómica. Sciascia cree que Majorana decidió con su huida «retirarse» del siglo XX y no contribuir al horror que este iba a acarrear.
Resulta asombroso comprobar cómo, en apenas cien páginas escasamente asertivas, el autor italiano consigue esbozar la biografía de Majorana, el 'quest' sobre su paradero y el ensayo sobre la creación de la bomba atómica. Todo lo hace con una prosa diáfana y una mirada capaz de identificar los detalles, los hechos aparentemente mínimos que revelan el peso de lo sucedido. Como lo sucedido es un misterio, el Majorana de Sciascia termina siendo una especie de probabilidad que funciona como una construcción moral. Su brillo es por momentos deslumbrante y ha contribuido decisivamente al mito del científico, que, entre otras hipótesis, llegó a identificar a Majorana con un vagabundo apodado «el hombre perro» que recorría algunos pueblos de Sicilia y tenía una extraña facilidad para ayudar a los jóvenes con sus problemas de matemáticas.
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