¿Qué ha pasado hoy, 14 de marzo, en Extremadura?
Muestra de Joana Vasconcelos en el Palacio de Liria.

Flamboyant y otros diálogos artísticos...

En las diferentes exposiciones de Madrid se muestran pasado y presente en feliz maridaje

Viernes, 14 de marzo 2025, 23:08

Apenas quedan unos días para que concluya 'Sigmar Polke. Afinidades desveladas', en el Museo del Prado, un enjundioso diálogo entre el artista alemán y Goya, ... cuyo bellísimo cuadro 'Las viejas o El tiempo' (1812), perteneciente al Museo de Lille, ha servido para articular el discurso de esta magnífica muestra.

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Delirante. Muy cerca de allí, en el Palacio de Liria, nos adentramos en la exposición 'Flamboyant' (hasta el 31 de julio) de la mano de Joana Vasconcelos. El juego barroco de los efectos, sorpresas y extrañamientos sirve de estrategia para que la artista portuguesa despliegue su peculiar imaginario, rico de cambios de escala y objetos cotidianos ensamblados para crear grandes esculturas. Así 'Marilyn' (2009), realizada a partir de ollas y tapas de acero inoxidable conformando dos enormes stilettos, nótese la ironía sobre el trabajo de la mujer –sus labores– y los estereotipos de belleza femenina; el anillo de «compromiso» 'O Solitario' (2018), con llantas de aleación cromadas en color dorado, o 'J'Adore Miss Dior' (2013), un enorme lazo recubierto de bombilla rosas en clara alusión al perfume francés.

Duchamp re/visitado. No faltan los azulejos pintados a mano o sus textiles, que surgen como peluches informes y «blandos» enmarcados en las paredes, u objetos recubiertos de encajes y tejidos al crochet (dos orinales 'duchampianos', un referente para ella) o las 'Valkirias colgantes', de volúmenes exuberantes y voluptuosos. Una vez más, el delirio barroco de las formas y el efectismo de los sentidos. «Lo único que hago –en palabras de Vasconcelos– es continuar lo que los portugueses y los españoles empezaron hace 600 años. Son varios años de multiculturalismo, de viajes y de mezclas. El Barroco, que en Portugal tiene una existencia particular con el trabajo del azulejo, es el resultado de todo ello. Que yo sea una artista barroca es natural, porque es la línea histórica en la que existo».

Atmósfera kitsch. Me detengo en la biblioteca del Palacio de Liria, donde se ubica la pieza 'Carmen' (2001), una enorme lámpara de hierro decorada con pendientes de aro de diferentes colores que irradia de atmósfera kitsch toda la estancia. Aquí se conserva una carta manuscrita de Prosper Mérimée dirigida a la condesa de Montijo (Merimée es autor de la novela 'Carmen' que Bizet trasladó a la ópera). Y ya, por último, en el jardín trasero del Palacio, me senté en el interior de La Théière, una colosal tetera de hierro forjado portugués.

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Belleza metalizada. Otro interesante diálogo lo descubrimos en el Museo Lázaro Galdiano, en la exposición 'Entre arquetipos y artefactos' (hasta el 27 de abril), de Aitor Ortiz (Bilbao, 1971). Es un diálogo menos evidente, tanto es así que pensé que el acceso de una sala a otra, recubierto de un muro en acero inoxidable patinado con formas alabeadas e iluminado sutilmente, formaba parte de la estructura del Museo. Un encaje sin duda perfecto, como si hubiera estado allí toda la vida. Cabe destacar además la serie 'Metaflora' (2021), con la que homenajea a Karl Blossfeldt (1865-1935) y sus imágenes de plantas. Para ello Aitor Ortiz fotografía los residuos –virutas y astillas– de tornos y fresadoras, que devienen formas caprichosas envueltas en una belleza metalizada. En ellas se impone el poder evocador de lo mineral y lo metálico.

Pinturas negras. Para finalizar, visité en el Pabellón de los Hexágonos de la Casa de Campo, un icónico edificio del siglo XX de los arquitectos A. Corrales y R. Vázquez Molezún, recientemente remozado, la muestra titulada 'Oh, si os pudiera escuchar' del joven artista francés Pol Taburet (París, 1997), organizada por la Fundación Sandretto Re Rebaudengo y comisariada por Hans Ulrich Obrist. Esta vez la dificultad del diálogo venía por la complejidad espacial, que Taburet salva gracias a las piezas (pinturas, dibujos y bocetos) realizadas ex profeso para la ocasión. Los dibujos me parecen portentosos, y la gravedad del color negro es asombrosa... Asistimos entonces a un universo de criaturas mágicas en constante transformación; figuras con capirotes de rostros severos; ecos de las Pinturas negras de Goya, y personajes entre lo femenino y lo masculino, lo animal y lo luminoso...

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