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ÍÑIGO LINAJE
Sábado, 23 de diciembre 2023, 13:59
«Me dedico, a veces, a mirarme en el espejo y a examinarme facción por facción... ¿Y esta amalgama grotesca y miserable sabría hacer versos? ... Vivir es no saber que se vive». Lo escribió, seis meses antes de morir, la poeta Florbela Espanca (1894-1930). Romántica, sensible y nostálgica, la escritora portuguesa bien podría ser –por su conciencia feminista– una precursora de figuras como Alejandra Pizarnik. Ambas se suicidaron a los 36 años mediante una sobredosis de barbitúricos. Ambas hicieron de la exploración de sí mismas el objeto de su escritura.
No otra cosa hace la autora en este hermoso librito en el que registra los pensamientos y lecturas de su último año de vida y deja entrever su inestable salud mental, minada por la depresión. Este 'Diario del último año' –inédito hasta ahora en castellano– es una exquisita miniatura de treinta y dos entradas que dibuja, con apabullante belleza lírica, paisajes del pasado y estados de ánimo, evocaciones, nostalgias y reflexiones existenciales que se acercan al proverbio: «Vivir no es parar: es continuamente renacer».
Poeta vinculada al modernismo, su obra es breve y dedicó su vida a la docencia y a la traducción. Casada y divorciada tres veces, doblemente atormentada por el suicidio de su hermano y por su imposibilidad para ser madre, dejó en este diario un testimonio doloroso y lleno de verdad, de saudade. «No tengo fuerzas, no tengo energía, no tengo coraje para nada. Siento que me hundo. Soy la rama de sauce que se inclina y dice que sí a todos los vientos».
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