Fotos de guerra

'La luz perdida' es una reflexión sobre cómo una sociedad oprimida se dividió de un modo vertiginoso entre quienes abrazaron la violencia y los que callaron mientras mataban a sus vecinos

PABLO MARTÍNEZ ZARRACINA

Viernes, 30 de junio 2023, 23:27

Un patio de vecinos en la Tiflis de los últimos años 80 funciona como corazón de esta novela. La narradora describe ese pequeño espacio urbano ... en el que crecieron ella y las tres amigas que protagonizan el texto como un organismo diseñado por el Estado comunista para que los vecinos sobreviviesen echándose una mano y sin molestar a las autoridades. En un clima al tiempo soviético y neorrealista, entre la solidaridad vecinal, multitudes de abuelas y los secretos de un vecindario humilde y vapuleado por la historia, Keto, Dina, Ira y Nene construyen con lo que tienen a mano su paraíso infantil de aventuras y descubrimiento.

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Un rápido salto temporal demuestra al lector que la luz perdida a la que hace referencia el título de la novela es la de aquellos años. En 2019 la hermana y albacea de Dina, que llega a ser fotógrafa de guerra, invita a Ira, Nene y Keto a la inauguración en Bruselas de una exposición de fotos sobre Georgia. Las amigas son ahora tres mujeres con trabajos, hijos y pasado, con sus vidas hechas, y acuden a sabiendas de que su antigua complicidad es «el pálido reflejo de un recuerdo». Mientras se enfrenta a las fotos de Dina, Keto reconstruye lo que les deparó el futuro a las chicas del patio, que pronto vieron cómo en su país la esperanzadora declaración de independencia de 1991 dio paso a un golpe de Estado prorruso y a una guerra civil que enfrentó a las etnias del país en términos de exterminio. La autora de esta novela nació en Tiflis en 1983 y vive en Alemania. El fondo de 'La luz perdida' es una reflexión sobre cómo una sociedad que sufrió la opresión pudo dividirse de un modo vertiginoso, automático, casi indiferente, entre quienes abrazaron la violencia y quienes se limitaron a callar mientras mataban a sus vecinos.

La apuesta de Nino Haratischwili consiste en engarzar las biografías de sus protagonistas en el contexto de la tragedia histórica, que tiene que ver con la guerra y también con la corrupción y la delincuencia. Cierto exceso de énfasis y simbolismo, además de una excesiva perfección folletinesca en la trama que termina separando a las amigas, lastra una narración que se sostiene sobre la notable composición de personajes y sobre la solidez técnica de su autora. Haratischwili es dramaturga además de novelista y consigue por ejemplo que la narración avance a través de los diálogos de un modo muy vivo y eficaz. Se advierte en el libro un último desequilibrio curioso: la autora es realmente implacable en la descripción de la violencia pero no lo es tanto a la hora de dibujar la posibilidad de que haya lugar para algo parecido a la reconciliación «lejos de los disparos, lejos de los cadáveres, lejos de lo indecible».

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