Alonso Guerrero, en una foto de archivo. HOY

Por sus fueros

Inteligencia Artificial ·

La película 'Blade runner' da sentido a este tan angustioso como sugerente texto, implacable anuncio del desconcertante futuro que nos espera

Enrique García Fuentes

Viernes, 14 de febrero 2025, 23:24

Tras su reciente desvío hacia el sendero de la novela negra, a la que –como hace todo buen escritor que, sin haberse criado allí, se ... arrima con conocimiento y respeto– aportó sus peculiarísimas dotes de escritura, Alonso Guerrero retoma el derrotero al que nos tiene acostumbrados. No quiero decir con ello que aquella vía emprendida quede en un único fruto –de hecho sé de buena tinta que pronto volveremos a tener noticias de las pesquisas de su peculiar detective Enrique Lahoz, con lo que el género más disfrutado por los lectores volverá a dotarse de la robustez necesaria– pero lo cierto es que con esta breve, pero compacta, 'La imitación' nuestro outsider favorito retorna por sus fueros en lo que se refiere a su conocida y admirada capacidad de reconcentración literaria, profundidad temática y exigencia narrativa. Y no solo eso, aporta otra dosis de contrastada calidad al valiente abecedario de novelas inéditas de autores extremeños que, bajo la denominación, 'La luna del norte', lleva emprendiendo la editorial De la luna libros desde hace un par de años.

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La trama sobre la que se asienta es asunto de ardiente actualidad, pues refleja el particular punto de vista de Guerrero sobre un tema que cada vez nos preocupa (o al menos debiera preocuparnos) más, como es el de la inteligencia artificial. Su manera de acotarlo es, según costumbre, incisiva y sorprendente; en este caso opta por una conversación –toda la novela es un diálogo con una única y leve interrupción– en la que un humano y una máquina intercambian preguntas y respuestas. El humano parece estar realizando un test a la máquina. Desde el comienzo nos damos cuenta de la evidencia de la deuda (el autor no lo oculta, pues hasta reproduce párrafos idénticos a los que salen en ella y se menciona abiertamente a los inolvidables Nexus) con la icónica y seminal película 'Blade Runner'. A lo largo del enjundioso diálogo que los protagonistas establecen el lector debe estar muy atento; de hecho el paulatino acercamiento que entre ellos se establece y la amplitud de cuestiones sobre las que va derivando la conversación (sin perder, eso sí, en ningún momento la coherencia) puede llegar a desorientar, lo que obliga al lector a no despistarse frente al intercambio constante de papeles que establecen los dialogantes, pues al calor de su diatriba hombre y máquina intercambian los roles de interrogador y destinatario del test y, en seguida, las cuestiones planteadas se van volviendo cada vez más punzantes e indiscernibles, hasta que, como puede sospechar cualquier lector avezado, ambos personajes empiezan a amalgamarse. Ni que decir tiene que el final que nos espera es de una ligazón tan tenebrosa como absoluta y, por supuesto, como suele ocurrir en la obra de los grandes literatos, aquí lo que aparecen son muchas preguntas –y no me refiero a las que se espetan los protagonistas, sino las que deducimos como público destinatario– pero casi ninguna respuesta.

Al hilo de cuanto digo, y deudos como somos de las implacables invenciones a las que nuestro autor nos tiene acostumbrados, iremos encontrando, entreveradas entre los floreteos de la conversación establecida, esas sorprendentes aseveraciones que nos hacen parar para reflexionar sobre el alcance de sus evidencias, tal y como viene ocurriendo desde que Guerrero se instaló en la excelencia con aquella inolvidable 'Los años imaginarios' de hace ya casi ocho lustros. «La muerte es un vuelco de información. Una vez que se hace, continuar con la programación deja de tener sentido», se nos dice en un momento determinado como muestra de una sabia manera de concretar asuntos universales en una trama cerrada que, sin embargo, permite todo tipo de dilucidaciones. Como estas, que nos asombran por su perspicacia y su agudeza: «Lo que llama democracia es una oficina de objetos perdidos», o «la historia es una borrachera de la que se despierta sin saber muy bien qué hemos hecho para llegar a donde estamos». En otras ocasiones se adentra en la espesura de la temática central de la narración: «Entonces quiere saber si la inteligencia artificial ya está confabulándose contra ustedes. Si los está traicionando». La propagación de la IA, tiene como víctima principal –un asunto al que se alude muchas veces– con nuestros valores principales para sostener el futuro que viene pues «el hombre ya no necesita la cultura. Hace mucho tiempo que lucha por deshacerse de ella. De hecho, no sé por qué la cultura forma parte de su formación. Debe de haber sido un error de planteamiento». Y más adelante «quizá la cultura se convierta en un algoritmo, y las máquinas se fabriquen para que podamos olvidar las escuelas. Solo las máquinas irán a ellas», sobre todo en su plasmación fundamental, la palabra escrita pues ella «era el bosque donde habita la mejor forma de ser humano. Todo lo demás es un sucedáneo». Sin esas bases nuestro proceso de decadencia será irreversible; y somos conscientes de esa fatídica deriva: «Uno tomaba sus decisiones y vivía con ellas. Llegaba un momento en que la vida en que te preguntabas a donde conducían los caminos que no has tomado. Dejabas atrás gente y seguías adelante, pero era posible retomar el contacto con esa gente y ver cómo le había ido. Ahora no. Ahora la vida ha eliminado esos caminos. Se pierden de vista. Son irrecuperables. Hemos perdido la posibilidad de echar de menos nuestras equivocaciones».

Sobre estos innominados personajes que conversan pivota la novela, pero con frecuencia se alude a un tal Lynn, quien, deducimos, fue una máquina que quiso ser humano y que al no conseguirlo parece ser que se llegó a suicidar; una vez más otra referencia a la inmortal película de Ridley Scott, que aquí aparece plenamente insertada en el motivo principal y llenando de sentido este tan angustioso como sugerente texto, implacable anuncio del desconcertante futuro que nos espera.

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La imitación

Alonso Guerrero. Editorial: De la luna libros. Mérida, 2024. 160 páginas. 18 euros.

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