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CÉSAR MUÑOZ GUERRERO
Sábado, 3 de diciembre 2022, 10:33
El nombre del último libro de poesía de Ramón Palmeral tiene una explicación mnemotécnica. Responde a un hartazgo a medias por los juegos florales con ... que suelen despacharse estos cometidos y por el olvido de los títulos entre la maraña de publicaciones que acecha a los rastreadores de buena intención. En el prólogo 'Para poetas y cerrajeros', el autor explica que la idea definitiva la provocaron los '65 poemas recuperados' de Constantino Cavafis y aprovecha «el doble sentido de un equívoco», pero avisa de que «aunque algunos poemas sean amorosos», no son «eróticos».
El escritor sigue la línea de los grandes que lo dan todo en las introducciones, en una táctica que ya es marca de la casa. Además de llamar a Rilke en una señal de que la lectura de versos no consiste estrictamente en su entendimiento, sino en «paladearlos», anuncia el anexo del volumen, donde ensaya sobre la creación poética.
Ramón Palmeral
Editorial: Ediciones Palmeral. 126 páginas. Precio: 8 euros.
Estas palabras no engañan a nadie, en efecto. Las piezas se dividen en cuatro apartados o 'cerraduras', de ahí el guiño a los cerrajeros en el prólogo. Se entiende que el lector sería este cerrajero, que según va avanzando en los portazgos descubre que las circunstancias de la actualidad le acecharán a lo largo del recorrido. Los poemas iniciales describen sentimientos del autor en su momento vital, pero ya en el octavo de la primera parte eleva un alegato antibélico cuya coda refleja la influencia que sobre la obra ha ejercido el legado de Miguel Hernández.
Palmeral no olvida, y repasa, la lección de la historia que se repite en los telediarios con la amenaza de un conflicto a gran escala a causa de la invasión rusa de Ucrania. Los anhelos de cuerpos y deseos, la imagen del desemboque del río Segura en Guardamar y el pacífico camino que el poeta acompañado anda hasta el municipio alfarero de Agost son cotas de evasión que se plantan en medio de un panorama mediático y social sembrado de grisura.
Hay lugar para el sentimiento personal en 'Especial mujer lobo' o en el lamento por la desaparición de un árbol vecino; para la protesta ciudadana por la corrupción política o el vaciado de pantanos; y para la indignación por la omnipresencia de la pobreza o los teléfonos móviles. Los tributos se suceden: Federico García Lorca, Octavio Paz, el Quijote que tantas páginas inmensas ha inspirado al propio Palmeral.
Entre medias tienen un particular brillo poemas inesperados como la prodigiosa recreación de la 'madrugá' sevillana o un homenaje al agua, «la sed cómo se queda la sed de los secretos». En un final se proclama el reino de la «diversidad y contradicción», sensaciones que llenan esta otra guerra de todos que es la vida.
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