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César Muñoz Guerrero
Sábado, 13 de julio 2024, 08:54
Tercera entrega de la poesía de Andreu Jaume, tras ‘Camp de Mar’ (2015) y ‘Tormenta todavía’ (2022), estos ‘Poemas de agua’ se elevan a la ... memoria del editor Claudio López de Lamadrid, amigo personal y compañero de trabajo del autor. Como introducción dos citas, de Parménides y de Yeats, que dejan entrever por dónde van los estándares a los que se quiere aproximar la obra.
El libro consta de 150 páginas divididas en tres apartados: ‘Travesías’, que acoge 24 poemas; el poema largo ‘Barcelona moral’, y 15 ‘Estudios y homenajes’. Como mínimo los dos primeros podrían funcionar como poemarios separados, el primero más medido e intencionado, el segundo más latente y torrencial.
Las ‘Travesías’ son una entrega sentimental a todo lo que enriquece una mirada: monumentos, escenas, religiosidad, personas y animales, lecturas, memorias y desvanecimientos, momentos del día y del año. Entre ellas destacan la centrada en los ‘Puertos’, con ecos y evocaciones clásicos, o las ‘Peonías salvajes’, con algo de crepúsculo y ciencia ficción.
Por su parte, la ‘Barcelona moral’ es un recuerdo congelado de varios tiempos con un amigo de toda la vida. Así, por este extenso poema de 15 páginas circulan desde la juventud universitaria del autor hasta los últimos enredos globales, y entre ellos profesores dilectos, salidas por la ciudad, derivas políticas individuales y colectivas, personas queridas, el mundo editorial, versos y viajes varios de ida y vuelta.
El balance final es el de una fiesta («A medida que pasan los años, me maravilla / la presencia de los amigos, el resonar de / sus voces») al final de la cual flota en el ambiente un interrogante.
El último apartado, el dedicado a los ‘Estudios y homenajes’ es más relativo puesto que las técnicas e inspiraciones que se deben a muchos de los integrantes de sus piezas ya han sido recogidas y aplicadas en las anteriores. Ahí están Gil de Biedma, Eliot, Hölderlin, Rilke y demás debilidades de Andreu Jaume, que ya conocemos por su trayectoria anterior y por las ediciones que de muchos de ellos ha hecho a lo largo de su carrera. También una visita a Can Alluny, el mítico hogar de Robert Graves, donde todavía resisten los haces de la particular luz de Mallorca junto a la propia del poeta («La poesía, como nos enseñaste, / se escribe en vida para unos pocos / y luego, si es verdad, acaba siendo / común»).
Especial emoción tienen ‘En la tumba de Esther Tusquets’, el recogido encuentro con ‘Nicole’ y dos de los últimos: ‘Próspero en la Dragonera’, para Jimena, Lucía y Claudia, y ‘Para Lucía’. ‘Canción de Ariel’, símbolo y enigma, cumple su función de cierre con campanas al vuelo cuyo toque significa lo mismo en todos los idiomas de la tierra.
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