En el segundo trimestre del año 2000, un compañero del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid me informó sobre la convocatoria de un concurso para la designación de un director titular de la futura orquesta sinfónica que se quería formar en Extremadura. Ante la ... singularidad del caso (creación de una nueva orquesta, designación del director mediante un concurso de proyectos y méritos…) me animé a participar y en junio, tras la evaluación de los diferentes proyectos presentados y de los méritos de los aspirantes, un jurado presidido por Miguel del Barco decidió designarme como director de esa futura orquesta.
Tras una serie de trámites burocráticos en la Consejería de Cultura, conocí al entonces consejero de Cultura, Francisco Muñoz y al irector general de la misma, Hernán Cortés, quien me informó de la existencia de una convocatoria para la selección de músicos y del resto de pormenores del proyecto. La creación de una orquesta formaba parte del programa electoral de su partido y, como tal, se le había encargado ponerlo en marcha. En principio, se disponía de un pequeño presupuesto para la celebración de ocho conciertos entre septiembre y diciembre de 2000 y luego ya se vería. Me acompañó al Teatro López de Ayala de Badajoz, donde conocí a su director, Miguel Murillo, y se me comunicó que allí estaría ubicada la sede provisional de la orquesta. Informé de las necesidades de material y personal para comenzar a funcionar, ante lo cual se designó como gerente de la orquesta a Pascual Climent, titulado superior en música de la Consejería de Cultura y asimismo se convocó un concurso para la adjudicación de la compra de atriles, sillas, contrabajos, cajas de transporte, instrumentos de percusión, etc.
En septiembre comenzaron las pruebas de selección para los profesores de la orquesta, convocatoria que ya estaba hecha con anterioridad a mi designación y la información en ella facilitada era alarmantemente deficiente, ya que a la misma se podían presentar tanto alumnos de grado elemental como profesionales con experiencia. Afortunadamente, se presentó un grupo casi suficiente para poder poner en marcha el proyecto, aunque en la sección de cuerda no cubrieron las plazas necesarias.
Los ensayos comenzaron en octubre en el Auditorio de Cáceres, ya que el Teatro López de Ayala estaba ocupado en esas fechas. Fue una experiencia emocionante hacer música por primera vez con aquel grupo de músicos de muy diversas procedencias y escuelas y conseguir que la OEX fuera tomando cuerpo. El 27 de octubre de 2000 tuvo lugar la presentación pública en la Basílica de Guadalupe, donde la OEX interpretó su primer concierto con obras de Mozart, Falla y Beethoven, en un programa que era una declaración de intenciones, y recibió la bendición no solo de la Virgen de Guadalupe sino la del presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, quien, consciente de la trascendencia e importancia del proyecto, dio instrucciones para que aquellos ocho conciertostuvieran continuidad.
En 2001 la orquesta realizó un programa al mes, distribuyendo los conciertos por distintas poblaciones de Extremadura. Poco a poco fui convenciendo a los responsables políticos de que el éxito del modelo propuesto pasaba por terminar con la eventualidad de los profesores de la orquesta, que cobraban por concierto, realizando una contratación laboral fija de los mismos, con la consiguiente necesidad de un presupuesto mayor. Finalmente así se hizo y en 2002 pudimos anunciar la primera temporada de conciertos de la OEx.
Desde sus inicios fue fundamental para mí, potenciar aficiones y crear un nuevo público. La programación de conciertos didácticos para escolares nació casi a la vez que las temporadas de abono. A lo largo de los años miles de niños y jóvenes extremeños han tenido la oportunidad de acercarse a la OEx, conociendo lo que es una orquesta sinfónica, los instrumentos que la componen y las diferentes formas y estilos que pueden interpretar; han jugado y participado con la orquesta en conciertos de todo tipo, escuchando cuentos fantásticos, viendo compañías de títeres y de teatro y disfrutando con las bandas sonoras de sus películas favoritas.
La OEx recorrió todas las comarcas extremeñas dando conciertos en localidades donde nunca antes habían tenido ocasión de escuchar en directo una orquesta sinfónica y recibiendo siempre el cariño y la admiración de un público entregado. Por otro lado, gracias a un trabajo riguroso y a una programación pensada desde el principio para crear un sonido y un carácter propio, trabajando como base el repertorio clásico y romántico (Haydn, Mozart, Schubert, Beethoven, Brahms, Tchaikovsky, etc.) pero sin dejar de mirar a los grandes autores del siglo XX (Stravinsky, Prokofiev, Ravel, Shostakovich, entre otros) dando una especial atención a los compositores españoles consagrados (Arriaga, Falla, Albéniz, Turina, Granados…) y a los compositores actuales, realizando al menos un encargo anual a uno de ellos, la OEx fue evolucionando y dándose a conocer como un proyecto consolidado. A esto contribuyó de forma decisiva el traslado en 2006 a la nueva sede del Palacio de Congresos de Badajoz, que permitió que la orquesta dispusiera de una sala con unas magníficas condiciones acústicas para su trabajo diario. La creación de nuevos auditorios y la instalación de conchas acústicas en teatros ya existentes también han contribuido a que el público extremeño pueda disfrutar más y mejor de su orquesta.
Por las temporadas de la OEx han pasado artistas de un grandísimo nivel y prestigio que, además de entusiasmar al público, han conseguido dejar su poso particular en el bagaje musical de la orquesta. Otro componente fundamental en el desarrollo profesional y en el prestigio adquirido por la OEx ha sido la política de grabaciones. Todos los CDs grabados durante mi titularidad con las compañías XXI Records, Atma Classique y Nonprofitmusic se realizaron gracias a convenios que no supusieron ningún coste para la orquesta. Aparte de esto, la elección de repertorios inéditos o poco frecuentados por otras agrupaciones y la participación de solistas de primer nivel, consiguieron dar a conocer a la orquesta en el panorama internacional, obteniendo inmejorables críticas en los medios especializados. Al igual que sucedió con las giras y conciertos realizados en las mejores salas españolas.
Ha llovido mucho desde sus comienzos, la OEx ha tenido otros dos directores titulares y qrtísticos que han continuado mi labor, han pasado muchos músicos, gerentes, maestros invitados, solistas, compañías de teatro, ballet, etc. Quedan pocos de aquellos primeros profesores que tocaron juntos por primera vez en el Auditorio de Cáceres y también se ha hablado mucho, bien y mal de la OEx, de su director, gerente, etc. Ahora, a punto de cumplirse 25 años de su creación, desde la lejanía y a la vez desde la proximidad que me dan 11 años de trabajo en Extremadura, me siento muy orgulloso de todo lo logrado artísticamente, del largo y difícil camino recorrido y de la orquesta que ha llegado a tener Extremadura. La OEx ha sido una de las mejores inversiones culturales que ha podido realizar la Junta, y que ya forma parte del acervo cultural extremeño. El tiempo pasa y borra muchos testimonios, pero espero que la historia no olvide lo que en esa región nació el 27 de octubre del 2000 y a todos los que lo hicieron posible.
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