La ley de los cerros

Una de las características de esta narración se encuadra en la forma en que el autor describe el paisaje de su Kentucky natal, en el que la violencia de los humanos se combina con una naturaleza brillante. No es una narración de intriga sino de creación de personajes.

Mick Hardin ejerce la justicia poética: deja ir a las culpables y en un giro de guion sorprendente carga la culpa del delito a un personaje al que conocimos en una novela anterior que no tiene nada que ver con las muertes investigadas y que paga un crimen que ya se olvidó en la comunidad.