Martín Carrasco
BADAJOZ.
Sábado, 2 de marzo 2024, 09:44
He vuelto al Meiac para disfrutar una vez más de 'Las líneas de la vida', una interpelante muestra del artista internacional –afincado en Francia– Pablo ... Reinoso (Buenos Aires, 1955). Es una exposición que no se agota en un vistazo, cargada de resonancias. Para su comisario, el profesor de estética y crítico José Jiménez, «arte, vida, dependencia, crecimiento, muerte, son palabras que nos acompañan a lo largo de la exposición y que habitan, consciente o inconscientemente todo el trabajo artístico de Pablo Reinoso».
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Respirantes. 'Las líneas de la vida' posee, por otro lado, múltiples capas de lectura que tienen que ver con el yo más íntimo y su relación con la naturaleza... Además de numerosos hallazgos, como el montaje, que aprovecha la circularidad del espacio para delinear –como la vida misma– un discurso sin principio y fin, envolviéndonos en sus 'Líneas respirantes' (2023), una soberbia instalación a modo de «caja torácica» (luces, sombras, curvatura de la pared) en la que se adivinan cojines-pulmones. Estas 'Líneas respirantes' crean una atmósfera verdaderamente hipnótica, transformándose entonces en un espacio de reflexión en el que llegas a sentir el desasosiego por la ausencia de aire, o el consiguiente alivio, una vez nuevamente insuflado.
Incendios. No falta una serie de «troncos articulados», de madera esculpida de cerezo silvestre, dotados de una segunda vida al adquirir nuevas funciones después de fenecidos, o unas llamaradas de madera evocadoras de 'Incendios' (2023). «Porque los materiales determinan –reflexiona Reinoso–. Pero hay que saber si uno quiere que determinen algo de la obra. No deben dominar la obra. Los uso, los conozco y los aplico como un pintor pone un color». Estos materiales/objetos están supeditados a estrategias de re/significación gracias a la descontextualización y apropiación de los espacios.
Máquina deseante. Otra pieza portentosa es la titulada 'Men– in-a' (2000), que José Jiménez vincula con la instalación 'Étant donnés' (finalizada en 1966), una «máquina deseante» de Marcel Duchamp, considerada por buena parte de la crítica como la primera «instalación» de la historia del arte. Por cierto, 'Men–in–a' formó parte de la colectiva 'El final del eclipse. El arte de América Latina en la transición al siglo XXI', comisariada también por José Jiménez, que se celebró en este mismo museo en 2002. Por su enorme interés, traigo aquí a colación el texto personal que Pablo Reinoso escribió para el catálogo de la misma, en ese escrito afirmaba: «Mi trabajo artístico se desarrolla en un territorio de fronteras entre varias disciplinas. (…) Las artes plásticas, el diseño y la dirección artística. (…) En cada una de las áreas la relación con el otro, los objetivos, los materiales y el sujeto son distintos. Una vez hecha esta distinción vuelvo a la obra, ella es cada una de esas partes y la totalidad de ellas. Es un equilibrio inestable, una tensión constante…».
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'Marca' Meiac. Por último, conviene subrayar que 'Las líneas de la vida' forma parte del ciclo 'La expresión iberoamericana', comisariado por José Jiménez, donde se viene exhibiendo una serie de muestras abiertas al diálogo y la presentación de artistas latinoamericanos: Angie Bonino, Marlon de Azambuja, Glenda León, Patrick Hamilton, Natalia Castañeda y, ahora, Pablo Reinoso. No hay que olvidar que una de las líneas fundacionales del Meiac es el arte de América Latina –que no «arte latinoamericano»–, 'marca' muy importante y definitoria de su proyecto.
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