El autor irlandés es licenciado en Historia y Clásicas. E. C.

Puro teatro

Ambientada en la Siracusa del 412 a.C., esta novela de Ferdia Lennon mezcla la Historia con el lenguaje actual y a los héroes con los villanos

Pablo Martínez Zarracina

Viernes, 3 de mayo 2024, 23:29

Cuenta Plutarco en su 'Vida de Nicias' que, entre los «griegos de afuera», eran los sicilianos quienes más amaban la poesía de Eurípides. Lo hacían ... hasta el punto de que, tras la primera guerra del Peloponeso, hubo atenienses presos en Siracusa que no murieron de hambre porque podían recitar de memoria los versos del maestro. Cuando regresaron a Atenas, algunos de ellos visitaron a Eurípides «con el mayor reconocimiento».

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Licenciado en Historia y Clásicas, es probable que el irlandés Ferdia Lennon encontrase en el pasaje de Plutarco la idea inicial de 'Deus Ex', su primera novela, que nos lleva a la Siracusa del 412 a.C y arranca con una pareja de amigos de la ciudad, dos jóvenes alfareros sin trabajo, yendo a las minas donde están presos los atenienses para darles de comer. El lector tarda un instante en detectar el desajuste: en este viaje a la Antigüedad el símil homérico convive con el argot de nuestra época, los héroes apenas se distinguen de los villanos y las tabernas recuerdan muchísimo a los pubs del Temple Bar.

DEUS EX FERDIA LENNON

Traducción: Jon Bilbao

Editorial: Impedimenta

283 páginas

Precio: 23,95 euros

Muy divertida y por momentos brillante, 'Deus ex' tiene en su propia naturaleza su mayor logro. Estamos ante una reconstrucción del margen cotidiano de la historia –piensen en una novela histórica de Mary Renault como 'La máscara de Apolo', centrada como ésta en gran medida en la trastienda del teatro clásico–, pero acelerada sin el menor prejuicio con un espíritu irreverente, entusiasta y gozoso que estaría entre 'Epicuro el sabio', el cómic de Messner-Loebs y Kieth, y la misión disparatada del 'Assassin's Creed', el juego de la Play, ambientado en Grecia.

Los protagonistas de la novela son una pareja quijotesca: Lampo, el narrador, es un vivales entrañable y catastrófico; su amigo Gelón es un idealista enloquecido. Destrozado por la pérdida de su hijo, Gelón «ve el mundo como a través de una cortina de humo», pero encuentra la redención en la puesta en pie con los atenienses –entre ellos hay quienes tienen buena memoria para los versos y quienes fueron actores o músicos– de una representación de 'Medea' y de una nueva obra estrenada antes de la guerra: 'Las troyanas'.

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Con los espartanos dispuestos a quemar Atenas, Gelón quiere salvar la obra de Eurípides. A su lado Lampo quiere liberar a una esclava lidia que lo tiene loco y presumir por ahí de ser director de teatro. Su empeño es desastroso y heroico.

Como si la alegoría fuese inesquivable, Ferdia Lennon abre la puerta de los grandes temas –desde el poder sanador del arte hasta la naturaleza de la guerra– pero no llega a cruzarla. Es un gol en propia meta, ya que subraya la ligereza de un texto que puede tambalearse como novela con pretensiones y que, sin embargo, brilla como comedia original y talentosa, llena de encanto.

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