Dos visitantes miran la obra de Susan Hiller. TANIA CASTRO

Susan Hiller, un lugar en el misterio

La artista conceptual supo dar forma al inconsciente colectivo, adentrándose en los límites, en los márgenes, allí donde lo civilizatorio aún no ha hecho mella

Martín Carrasco

BADAJOZ.

Viernes, 26 de julio 2024, 23:20

Otra realidad es posible según Susan Hiller (Florida, 1940-Londres, 2019), que creyó en los aspectos menos racionales del ser humano (magia, alquimia, espiritismo, locura, ... adivinación, capacidades de la mente…), y en la fantasía para abordarlos. «Lo que puede no ser real o visible puede seguir siendo cierto. Por encima y en contra de la certeza y la categoría, Hiller reconoció y defendió el poder de la imaginación» (L. Tillman dixit). Al fin y al cabo, ¿cómo se miden las certezas?

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Incógnitas. En este mismo sentido abunda Andrew Price, su comisario: «El poder de la obra no radica en defender ni en negar la realidad de estos fenómenos, sino en presentar este material como «hechos sociales» que existen y que, en conjunto, revelan que hay algo más elusivo, inquietante y fascinante bajo la superficie de lo que a primera vista parece fácil de entender». Y es que el misterio también forma parte de la vida.

Liminalidad. De algún modo Susan Hiller supo dar forma al inconsciente colectivo, adentrándose en los límites, en los márgenes, allí donde lo civilizatorio aún no ha hecho mella, explorando aquellas cosas que están fuera o por debajo de lo re/conocido. «Sé –relata Hiller– que nuestra cultura niega muchas cosas. Nuestra 'configuración mental' como humanos probablemente nos impide conocer gran parte de lo que es real, y cada lenguaje también plantea límites. Pero de vez en cuando, las personas experimentan rupturas. Mi enfoque ante todo esto es político. Y radica en la creencia de que sólo en momentos de liminalidad puede suceder algo nuevo».

Fantasmas universales. Ese inconsciente colectivo tiene que ver con los fantasmas que llevamos dentro, los miedos propios de la adolescencia, que Hiller hace visible en 'Psi girls' ('Chicas psíquicas', 1999), una videoinstalación de cinco pantallas a partir de secuencias «alteradas», hipnóticas, de las películas 'Matilda', 'Ojos de fuego', 'Jóvenes y brujas', 'Stalker' y 'La Furia', donde unas niñas con poderes paranormales son captadas en trances telequinésicos. En otros casos Hiller nos traslada el poder de «símbolos misteriosos», de antiguas culturas, véase la serie 'Viaje al país de los tarahumaras' (2007); o un inconsciente tejido de afectos, de ideales que convergen gracias a la música, estÁ reunida en una jukebox en la instalación titulada 'Los pensamientos son libres'. Muchas de estas canciones «libertarias», de carácter pacifista (Lennon, Víctor Jara, Joan Báez…), se han convertido en himnos. «Cuando sea que escucho una de estas canciones, una abertura se abre en la ordinaria cotidianidad y abruptamente emerge el pasado. La historia inunda el presente».

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Una parte de la exposición del Helga de Alvear. Tania Castro

Dedicado a lo desconocido

Autora: Susan Hiller.

Colabora: Lisson Gallery.

Comisario: Andrew Price.

Lugar: Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear. Cáceres.

Fecha: Hasta el 20 de octubre.

Píxeles. Por otro lado, en sus «homenajes» a otros artistas Hiller actualiza la mirada sobre ellos, poniendo el acento en algún aspecto representativo. El dedicado a la mecenas y escritora Gertrude Stein es «escultórico», en forma de escritorio repleto de libros sobre automatismo, junto a textos de la propia Stein relacionados con la escritura automática. O Yves Klein y su icónica fotografía 'Salto al vacío' (1960) en la serie 'Levitaciones', con imágenes de Internet de levitaciones similares, que expresan «la representación poética de un yo solo visto en los sueños»; además de los Auras, inspirados en la pintura Retrato del Dr. R. Dumouchel (1910), de Duchamp, en la que un joven radiólogo aparece orlado de iridiscencia, también a partir de retratos procedentes de Internet. En estas «inmanencias» late el antiguo deseo humano de trascender los límites de lo corpóreo, y «resumen –en palabras de Hiller– enigmáticamente cómo nos vemos a nosotros mismos en la era digital. Porque somos píxeles, somos luz».

Entre. En todos estos trabajos Hiller está más cerca de los médiums, de los visionarios, de aquellos que son testigos de cosas extraordinarias, y que reivindican –como ella– un lugar «en el entre», en el misterio.

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