Feliciano Correa. HOY

La Transición vista por Feliciano Correa

Minucioso recorrido. La agilidad narrativa del jerezano, su memoria, capacidad analítica y su firme asidero al fiel de la balanza, resultan en esta entrega algo adictivas

TOMÁS MARTÍN TAMAYO

Sábado, 6 de mayo 2023, 16:58

Feliciano Correa, el ilustre jerezano y 'Jerezano ilustre', ha sacado nuevo libro: 'La transición política en Extremadura. Antecedentes históricos y conflictos'. Creo que este era ... un capítulo de nuestra historia reciente, que estaba esperando el «levántate y anda», porque, sobre los brochazos de lo que se conoce, hay una intrahistoria que explica acontecimientos que deben ser recordados y conocidos. Ese fino zurcido, quien mejor lo puede hacer es alguien como Feliciano, que estuvo a pie de obra y puso su lupa analítica para captar una panorámica que ahora describe con la precisión del orfebre que es.

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Feliciano Correa fue uno de los cuatro 'evangelistas' que levantaron la obra –para mí algo fallida por su diseño–, dedicada a Enrique Sánchez de León y que, como la que hoy reseñamos, fue editada en 2022 por la Fundación CB, en su loable empeño de rescatar hechos y autores extremeños: 'Enrique Sánchez de León. Un camino reformista'. En esta, el texto entregado por Feliciano Correa fue amputado en parte y eso espolea al historiador para publicar íntegramente lo que no salió, abriendo el objetivo para abordar dos estudios en uno: el dedicado a la Transición española, tan necesario como preciso y el estudio de la trayectoria y personalidad de Sánchez de León, pero uniendo los dos en un alambique de la que ambos salen enriquecidos.

La agilidad narrativa de Feliciano Correa, su memoria, capacidad analítica y su firme asidero al fiel de la balanza, resultan en esta entrega algo adictivas, porque cada página tira de siguiente. Partiendo de la óptica extremeña y con Enrique Sánchez de León como clavo del abanico, Feliciano Correa hace un recorrido minucioso y preciosista de la Transición política, aquellos años convulsos en los que un nutrido grupo de hombres de bien, lo mejor de cada casa, se aunaron para sacar a España del presente incierto tras la muerte de Franco. Uno a uno, diseccionados con estilete fino, van pasando por el escenario que Feliciano ha montado en Extremadura, con el sortilegio de hacerla centro de aquella España en la que se sabía de dónde veníamos y de dónde partíamos, pero ignorando la cinta de una meta imposible de vislumbrar. ¿Cabe mayor arrojo y temeridad que empezar a correr, ignorando los puntos de aprovisionamiento y dónde hay que parar? En este apasionante relato secuencial, el autor señala las dificultades del camino y el arrojo de los caminantes, todos con los dorsales del compromiso.

Feliciano Correa, que estuvo allí y metió el dedo en la llaga de aquel proceso que admiró a Europa, no toma partido y da libertad al librepensador y al historiador, por eso «imparte justicia» y con los mismos personajes usa el palo y la zanahoria, siguiendo la teoría de Jeremy Bentham. Clarifica posiciones y se adentra en las pilastras que sostuvieron una transición que solo se hizo efectiva con la renuncia de postulados maximalistas por parte de todos y, principalmente, por las «cortes franquistas», los procuradores del régimen que supieron ver la inestabilidad del presente y apostaron por el futuro, siendo conscientes de que muchos de ellos quedarían en la cuneta. Señala como pieza clave a Torcuato Fernández-Miranda, pero dentro de una galería de personajes que no admiten comparación intelectual, política y humana con los que tomaron el relevo. Entre ellos, objetivo esencial del análisis, destaca a Enrique Sánchez de León, por el que muestra un afecto y reconocimiento especial. Que Feliciano admira a Sánchez de León no es algo que pueda deducirse de su estudio, porque, sin ambages, él lo reconoce desde el principio, pero sin caer en la adulación y sin bajarse de la reticencia intelectual que marca su propósito de dejar una obra serena, que puede recordar acontecimientos esenciales de nuestra historia reciente y, sobre todo, servir de base para estudiosos que, en un futuro, quieran adentrarse en esos años en los que España supo catapultarse sobre sus propias dificultades.

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Los textos que Enrique Sánchez de León ha ido elaborando a lo largo de su dilatada carrera política, son analizados por el académico e historiador con tal meticulosidad que se acaba conociendo el basamento doctrinal del mejor político extremeño de la etapa, aunque acabara disparándose en el pie, al establecer una lejanía territorial imposible. Un hombre comprometido, capacitado, curtido de experiencias, gestor eficaz y llamado a guiar, desde su propia organización política, AREX, a una Extremadura que, después de tantos años sigue anclada en el eterno desperezo.

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