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PABLO MARTÍNEZ ZARRACINA
Viernes, 15 de diciembre 2023, 23:22
Algunas tribus de Oceanía desarrollaron tras ser contactadas ritos que los antropólogos denominan 'cultos cargo'. En su base, la creencia de que los objetos y ... suministros que los nativos conocieron entonces –y que en ocasiones caían del cielo– tenían origen sobrenatural y eran el anticipo de entregas aún más maravillosas a las que se accedería mediante la devoción. Tras leer esta brillante novela de Nick Laird, dan ganas de continuar diciendo que Irlanda del Norte es un lugar occidental cuya historia también está marcada por credos exagerados y mitos severos.
Tiene una explicación. La novela relaciona el Úlster, Irlanda, con Nuevo Úlster, una isla frente a la costa de Papúa Nueva Guinea. Lo hace a través de Liz Donnelly, una profesora irlandesa residente en Nueva York a la que la BBC encarga la sustitución de la presentadora de un documental titulado 'Los últimos dioses'. El motivo: un culto llamado «la Historia» que parece haber organizado una extraña mujer llamada Belef en Nuevo Úlster. Antes de viajar hasta allí, Liz regresa a su ciudad natal, Ballyglass, para asistir a la segunda boda de Alison, su hermana menor.
La primera parte de la novela es una inmersión en Irlanda a través de los Donnelly. De un modo profundo y dinámico, Laird ofrece enormes cantidad es de información: el esfuerzo y las aspiraciones de los padres, la rivalidad y el amor de las hermanas, la relación de Alison con su primer marido y la presencia traumática de la violencia política, que entre otras cosas hará que su segundo marido no sea tan previsible como parece.
Nick Laird
Traducción: Alberto Moyano Muñoz
Editorial: Piel de Zapa
349 páginas
Precio: 23 euros
En la segunda parte, Liz llega a Nueva Úlster y se asoma a una sociedad asfixiante en la que la identidad precede a la violencia y enmascara la estafa. La novela se divide así entre la isla, Ballyglass y Rodas, donde Alison y Stephen van de viaje de novios. Todo sin embargo está conectado. El lector lo entiende cuando comienza a saber del culto materialista de Belef y recuerda lo que pensó Liz frente a la montaña de regalos en la boda de su hermana: «El Úlster: una cultura basada en los regalos. Recibías, devolvías, lo pasabas. El pequeño estado funcionaba a base de 'quid pro quo', de toma y daca, y las reglas se aplicaban por igual a las tostadoras regaladas en una boda y al homicidio sectario».
El gran mérito del libro es sin embargo no caer en la complacencia de la alegoría y ofrecer tramas que resultan interesantes y reveladoras por sí mismas. Si la de Irlanda es poderosa, la de Nueva Úlster es trepidante y muy divertida. La escritura de Nick Laird es vigorosa y deslumbrante. Estamos ante uno de esos autores a los que el lector sigue incluso en sus digresiones como se sigue a la persona indicada en una fiesta.
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