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Enrique García Fuentes
Sábado, 2 de marzo 2024, 09:41
Encomiable de todo punto esta fructífera unión de la Editora Regional con el grupo de investigación de literatura infantil y juvenil de la Universidad de ... Extremadura, que, con estas cuatro de hoy, suman ya más de una docena de títulos, los que componen la colección 'El Pirata', y que responden de brillante manera a esa iniciativa de la editora de difundir la poesía extremeña de todas las épocas entre los más jóvenes lectores. Pero, a mi parecer, lo que la dota de atractivo sin par no es la acertada selección y ponderación de los autores y autoras elegidos –que abarca desde los siglos de oro (de momento) hasta nuestra más rabiosa actualidad– sino el acertado caso de que cada librito –apenas exceden las setenta páginas, no se olvide quién es el destinatario final– vaya enriquecido por inspiradísimas ilustraciones de nuestros más recientes artistas. La evidente intención didáctica del empeño qué duda cabe de que se obtiene con creces, dado lo bien que la aleación de texto (nunca excesivamente complicado) e ilustración (preferentemente concebidas por lo mismo que el texto dice o sugiere) funciona a la perfección. Casi estoy por afirmar que, como se trata de la misma flota, no creo que haya problemas de intromisión o envidia, pero si habitualmente hemos venido considerando –en cuanto a lo literario se refiere– a la colección 'La Gaveta' como el buque insignia de nuestra editorial pública, no es menos verdad que los continuos aciertos que nos viene proporcionando la serie a la que hoy nos referimos la están convirtiendo en serio competidor. Bromas aparte; que el rumbo parece bien trazado y cada tripulante boga con denuedo apropiado por donde tiene que ir. Lo mejor de todo es recibir de golpe estos cuatro últimos números (11-14) que serenan el ánimo un tanto alterado por el tiempo transcurrido desde la última entrega y garantizan de pleno su pervivencia
Fieles a la línea marcada, se alternan, de nuevo, poetas de diferentes épocas y género, a los que une –y conviene decirlo rápidamente– la acertada labor complementaria de las dos autoras seleccionadas esta vez para sus ilustraciones, tanto Mayte Alvarado –reciente aún su éxito con su reconocido 'La isla'–, que atenúa sabiamente el carácter onírico y libérrimo de su pintura en un meritorio acercamiento a formas más esenciales y cognoscibles que funcionan como perfecto contrapunto a los textos de Catalina Clara Ramírez de Guzmán o de Luis Álvarez Lencero- como Leticia Ruifernández, que inunda de magia colorista (azul y amarillo, sobre todo, pero también con ensoñadores usos de paletas preferentemente cálidas) tanto los serenos versos de Basilio Sánchez como las punzantes invenciones y retos que compone la siempre atrevida poesía de Carmen Hernández Zurbano, están sobradamente a la altura del empeño y realzan con sus trazos el atractivo incontestable de estos cuatro volúmenes.
Por cuanto se refiere a los textos escogidos pongamos de relieve la atrevida apuesta de combinar la presencia de Catalina Pérez de Guzmán con Carmen Hernández Zurbano, en lo que se refiere al ámbito femenino, y de Luis Álvarez Lencero y Basilio Sánchez en el masculino. La, más que olvidada, poco conocida autora llerenense del Siglo de Oro se reivindica ahora poniéndose de relieve, sobre todo, su extraordinaria habilidad para el uso polimétrico de los versos, la gracia y la sinceridad de muchos de sus poemas y su inherente feminismo sin salir del ámbito de lo doméstico. Por lo que respecta a Carmen Hernández Zurbano, conviene que los alumnos se vayan acostumbrando a una de las voces más consolidadas de la ultimísima poesía en nuestra región; una autora moderna en el sentido más amplio de la palabra, especialista en dinamitar géneros y en ofrecer una renovadora voz que rompe moldes y ensancha notablemente los límites de lo poético. En los casos de Lencero y Basilio sus libros apuntalarán la idea de por qué hay que considerarlos nombres esenciales de la poesía extremeña, acaso española, del siglo XX. El tercer integrante de la tríada mágica de la poesía de posguerra, junto con Manuel Pacheco –ya aparecido en esta colección– y Jesús Delgado Valhondo –que reclama a voces su presencia en ella– se nos presenta en una selección que incide, sobre todo, en el carácter social y de protesta de su férrea obra, mientras que con Basilio Sánchez ejemplificamos, una vez más, la altura poética de nuestra región en el concierto nacional de la lírica contemporánea.
Si a todo ello unimos las sobrias y ajustadas anotaciones que llevan a cabo los editores de los autores y autoras seleccionados, que bien pueden ayudar en la correcta contextualización de los poemas, no cabe sino despedirnos con la broma de que sean arrojadas inacabables salvas de regocijantes cañonazos que saluden y celebren el acierto y, por supuesto, demanden y casi exijan la necesaria continuidad de este acendrado empeño.
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