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BOQUERINI
Martes, 2 de enero 2018, 09:46
El programa de Nochevieja debería ser la estrella televisiva de todas las cadenas, pero de nuevo fue sólo un circo de los horrores; una forma de salir del paso a precio de saldo. La cosa comenzó mal cuando, antes de las campanadas, los dos programas que competían en buscar el humor, José Mota en la Primera y el Wyoming en la Sexta, decepcionaron. Mota insiste con sus imitaciones de políticos en detrimento de una narración algo más coherente. Ya le pasó el año pasado y este año ha repetido el error. Y Wyoming cambió sus tirantes por un traje de gala para presentar, una vez más, un resumen del año rodeado de sus colaboradores con comentarios y sketchs muy vistos, pero ahora con un envoltorio diferente.
Pero, sin duda, la estrella de la noche fue la retransmisión de las campanadas desde la Puerta del Sol de Madrid. Lo único que realmente se emitió en directo y un año más con el morbo de ver el 'no-vestido' de Cristina Pedroche, que se tomó las uvas con Alberto Chicote desde Antena 3. La realidad es que no defraudó. Aunque en los primeros minutos apareció con un vestido largo, rojo, que le tapaba hasta el cuello, a eso de las doce menos diez de la noche Chicote le ayudó a desembarazarse de aquello para que la chica pudiera mostrarse en todo su esplendor. Un mono transparente, que solo cubría con bordados blancos lo imprescindible y que Cristina presentó como algo «ideal de la muerte», logró que la mujer de Dabiz Muñoz volviera a dar la campanada. La creación, firmada por Pronovias, era tan atrevida como cabía esperar y la chica aprovechó que casi media España estaba pendiente de ella para mostrar su cara más feminista. «Me gustaría que fuera el año de la tolerancia cero contra la violencia de género. Que el 2018 sea el año del fin de las violaciones y del acoso verbal o sexual. Que este año en el que entramos por fin quede claro que 'no es no' y que nos queremos vivas», dijo pocos minutos antes de dar la bienvenida al 2018.
También iba de rojo, como todas las nocheviejas, Anne Igartiburu, que dio las campanadas en Televisión Española junto a Ramón García y su imprescindible capa. «La capa tiene que estar porque eso trae buena suerte», dijo Ramontxu, para añadir después: «Estamos los de siempre, donde siempre, para hacer lo de siempre. Esto se llama tradición». Y, sin lugar a dudas, acertó: esa noche, en TVE nunca hay sorpresas.
En LaSexta, Cristina Pardo e Iñaki López salvaron el tipo pese a que en algún momento parecían invitar al espectador a que cambiase y se fuese a Antena 3. La cadena tuvo su momentazo de la noche cuando mostró a Paco Marhuenda como presidente de su junta de vecinos en reunión de Nochevieja, y en todos los canales de Mediaset Kiko Hernández, junto a Terelu, Mila, Lydia y María, habituales del 'Sálvame Deluxe' (antes Jorge Javier se había bajado los pantalones) pusieron muy poco 'luxe' y mucha horterada y mal gusto en esto de las uvas. Dieron más gracias que un cortometrajista recibiendo un Goya; lloraron, se amontonaron y se interrumpieron. «Esto es algo que vais a recordar el resto de vuestras vidas», decía Terelu mientras tiraba aviones de papel por el balcón.
Y, después de las campanadas, los 'Cachitos' de La 2, que volvieron a convertirse en todo un imprescindible. Y es que no hay como tirar de archivo para mostrar que, en esto de las galas y la música, cualquier tiempo pasado fue mejor.
¿Algún ejecutivo televisivo tiene alguna idea original para la Nochevieja de 2018, o nos van a volver a castigar como este año? Tienen 12 meses para pensarlo.
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