R. M.
Lunes, 23 de junio 2014, 07:24
Tanto durante la celebración del gol del Langreo como con el encuentro ya finalizado, los jugadores del Mérida intentaron calmar a una afición que se sentía provocada por la hinchada rival y pisoteada por las fuerzas del orden público. Las lágrimas de muchos jugadores tras el pitido final varias causas: desde la derrota y el consiguiente no ascenso hasta el panorama que estaban viviendo en primera persona, en pleno césped.
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El primero que no se quiso esconder para hablar del tema fue el propio técnico, Bernardo Plaza: «Hay cosas que no podemos controlar. Si esto era una encerrona, les ha salido bien. Pero las encerronas sólo valen a corto plazo, no a largo plazo». Plaza fue más allá: «No ha existido seguridad. Ha sido lamentable. Muchas veces les piden a los aficionados que pongan de su parte y, otras, son las fuerzas del orden las que no están a la altura».
La indignación también corrió a cuenta del colegiado. El guardameta Manu Cantero, en los micrófonos de Canal Extremadura Radio, aireó que «el árbitro les estaba diciendo a los jugadores del Langreo en los últimos minutos que tirasen la pelota fuera para perder tiempo, que iba a a pitar ya».
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