Marco A. Rodríguez
Viernes, 24 de abril 2015, 07:40
El Baloncesto Badajoz no juega en la segunda vuelta un cinco contra cinco. Juega un seis contra once. Se pudo comprobar en la última cita del pasado sábado ante el Unicaja en La Granadilla, donde los pacenses sumaron su enésima derrota (50-61) de este segundo tramo de competición y se ponen en una posición más que comprometida. Cinco jugadores senior por los extremeños y por los malagueños hasta un baloncestista carne de Adecco Oro como Romaric junto a un grupo de juniors de nivel más elevado porque son capaces de ganar el título andaluz en esa edad.
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Así las cosas, el Baloncesto Badajoz afronta una recta final desde el precipicio. Tres partidos convertidos en finales en pos de una salvación que va mucho más allá del presente más inmediato en caso de no lograrse. Los problemas pesan más que los kilos y este club arrastra tal cúmulo que sus valientes integrantes, simplemente por su condición humana, están más que quemados. «Son tantas las desgracias que hemos sufrido que nos han minado las fuerzas. La gente de este club está muy quemada y si te soy sincero dudo de que quisiera continuar otra temporada y otro verano buscando apoyos suficientes para intentar conseguir una plaza en caso de que descendiéramos deportivamente. Sería un tercer descenso, no tenemos patrocinador y nuestros presupuestos cada vez son más bajos», avisa Fernando Méndez, el entrenador y uno de los sufridores que vive en primera persona la impotencia de ni siquiera hacer su trabajo con un mínimo de recursos. Jamás ha entrenado un cinco contra cinco, debiendo completar las sesiones con chavales que no pueden asomarse a la calidad de un extranjero, sea norteamericano, balcánico o del Ártico.
La tempestad se originó con el primer partido de la segunda vuelta, ante Córdoba, cuando un codazo deja 'Ko' a Lorido y le destroza los dientes. Se pensaba que una prótesis que minimizara los golpes sería la solución pero no fue así y el histórico '4' dijo adiós a la temporada. En esa misma semana, Ossorio tenía que marcharse por motivos personales. Hasta ese momento, el inquilino de La Granadilla nadaba por aguas tranquilas con sus seis victorias. Mientras 12 de los 14 equipos de su grupo de EBA se refuerzan, a Badajoz no llega nadie. No en vano, se parte con el presupuesto más bajo desde que está en categoría nacional. «Hemos competido siempre y en ese sentido cumplimos nuestro objetivo, pero es muy difícil hacerlo tal y como estamos ahora. Y menos mal que acertamos con los americanos, porque han dado un gran rendimiento. Aguantamos 35 minutos pero en los finales nos hundimos. Nos vienen tres finales para intentar salvarnos y serán muy complicadas. Las tres fuera de casa. Al menos dependemos de nosotros mismos y hay margen si podemos sacar alguno de estos partidos y los de abajo no ganan, aunque ya no dependeríamos de nosotros», sigue el técnico. Ninguna de esas tres citas será contra los tres más débiles de la tabla: San Fernando, Andújar y Sevilla. Llama la atención que el Baloncesto Badajoz en lo que va de liga no ha caído aún a una de las tres plazas de descenso y a ese clavo ardiendo debe aferrarse.
Aunque el calendario refleja en la penúltima jornada un Badajoz-Melilla, ese encuentro se disputará en suelo africano pues el de ida cambió de escenario aprovechando que los pacenses jugaban en Málaga y los melillenses en Plasencia. Hay que ahorrar viajes. «Es el más duro de los tres, tanto por el viaje y que llegaremos rotos al final», apunta Méndez. Antes, mañana sábado, a visitar la cancha del Novaschool. Si Melilla es cuarto los malagueños son sextos. «Ellos ya están salvados, pero es un partido muy difícil». Y para cerrar el curso, nuevo desplazamiento a Cazorla, donde aguarda un rival directo que podría jugarse el descenso con los pacenses a una sola carta. «Cazorla están igualados con nosotros y no sabemos cómo llegarían. Podrían estar salvados o jugársela contra nosotros y eso sería dramático». Un drama más a la larga lista.
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