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Marco A. Rodríguez
Viernes, 15 de mayo 2015, 09:07
«¡Fernando, saca al equipo de la NBA!», lanzan desde la grada de La Granadilla. La solicitud procede de uno de los seguidores del Baloncesto Badajoz -que son pocos pero muy fieles- en el tiempo muerto de un partido en su feudo durante este curso. Sobre el parqué, y entre los locales, tres jugadores de color: los norteamericanos Garrick Sims, Shamir Davis y Chim Kadima. Comparten escenario con Wilson Díaz, cubano españolizado, también de piel negra. La voz del aficionado lo que implora es que el técnico Méndez ponga en pista a uno de los juniors que ocupaban los numerosos huecos de la plantilla. Un chico, Helio es su nombre, también de color. Hubiera sido lo nunca visto por estos lares, mucho menos hace años cuando había menos estadounidenses en el baloncesto modesto. Hubiera sido, porque al final el chaval no tuvo minutos aquel día. Da igual, la curiosa anécdota racial sólo sirve para adornar una de las grandes verdades de la temporada 2014/15 del Baloncesto Badajoz: la capital importancia de sus norteamericanos, vitales en la salvación del equipo confirmada en la última jornada en la cancha del Cazorla con solo cinco seniors.
Badajoz tendrá liga EBA la próxima campaña, en principio, y buena parte de ese mérito pertenece al trío de licenciados de la NCAA que cruzaron el Atlántico el pasado verano casi sin saber dónde iban. Escasas horas después de ser coautores de la permanencia, regresaron a sus hogares con la satisfacción del deber cumplido. Llegaron volando y se fueron volando. Por ejemplo Sims, un pilar en la zona con sus 15,5 puntos y 10,5 rebotes . «He estado muy agusto en España. Agradecido por la oportunidad de jugar esta temporada. Listo para volver a casa, descansar y volver al trabajo», comentaba en su twitter al día siguiente del choque en Cazorla. Tenía tantas ganas de volver a Estados Unidos que se precipitó al sacar el vuelo el domingo desde Lisboa, sin tiempo a que la expedición regresara de Jaén. «Es lógico. Estos chavales de 21 años no se fueron a casa ni en las vacaciones de Navidad. Lo estaban deseando», argumenta Fernando Méndez.
El técnico valora el gran acierto del club al traer a los tres. «Lo han dado todo pese a que vinieron en condiciones muy malas. Son buenos tíos y han aportado mucho en relación calidad-precio. No creo que les falten ofertas y podrán mejorar en otro lugar. Es casi imposible que puedan seguir aquí. Habrá que volver a acertar en verano. Es un gran trabajo fichar. Manejamos entre 150 y 200 jugadores el pasado verano y nos fue muy bien», continúa.
Un caso peculiar el pacense, pues suelen ser los americanos los que más problemas presentan y los que rompen la disciplina interna. «Cuando no están cómodos la verdad es que empiezan a pasar de todo. No se adaptan y se esfuerzan menos. Con Sims, Kadima y Davis no ha ocurrido y sí tuvimos más problemas con gente de la casa como Ossorio o Valerio, que abandonaron aunque tenían sus motivos y hay que respetarlo». Méndez recuerda como curiosidad el aspecto religioso de dos de sus tres extranjeros. Reconoce que alucinaba con las oraciones y el ritual de Kadima antes de cada encuentro o con las referencias bíblicas de Sims en las redes sociales. Tal vez todo ayude.
Buena parte del mérito recayó en los 'yanquis' del Badajoz, pero no todo. Sería injusto olvidarse del fantástico apoyo de Wilson o de Manu Cores, el placentino incorporado desde el convencimiento de que a base de minutos terminaría explotando. Medias de 8,9 puntos y 5,8 rebotes le avalan. Al igual que Wilson, autor de cinco triples en la decisiva victoria en Cazorla. Sus estadísticas fueron de 7,8 puntos por encuentro y 2,5 rebotes. Y poco más que añadir. Los 5,8 puntos y 5,9 rechaces de Lorido se antojan escasos para un jugador de su trayectoria. Ayudó cuando estuvo sano y su ausencia se notó. El club está más que satisfecho con la valentía demostrada por el junior Ismael Vázquez, que ha participado en 22 partidos con una media de más de 14 minutos pese a sus 16 años.
Méndez ve difícil seguir
Un Fernando Méndez que ha acabado muy desgastado y ve improbable repetir un año como el último. «Primero quiero descansar y pensar. Pero será difícil que continúe porque esto requiere mucha dedicación a cambio de muy poco. He pasado un año muy duro y debo dedicarme más a mi trabajo y mi familia. Pasarán cosas en el club, vendrá gente nueva que espero lo haga con mucha ilusión. Lo importante no es que yo siga o no, aunque ahora mismo te diría que está muy difícil», señala. Así que, tras una temporada al borde del abismo, toca empezar de cero.
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