Primer objetivo cumplido

En la habitual rueda de prensa de presentación de la temporada por parte del Mesón Atalaya, allá por el mes de octubre, se apuntó como objetivo básico inicial la salvación. Fue su presidente, José María Méndez. No se quiso, pero, sobre todo, se frenó cualquier ambición superior porque aparece el vértigo y ya se antojaba suficiente con que el proyecto finalmente viera la luz. El fin de semana ese objetivo básico fue cumplido por el club pacense de EBA, lo que permite que exista categoría nacional la próxima campaña en Badajoz, aunque ya se sabe que todos los veranos acaban siendo un deshojar la margarita sobre si habrá equipo o no. De momento, a falta de dos jornadas para el término de la primera fase, el Mesón Atalaya podrá continuar con la cabeza despejada como antídoto a que las piernas flaqueen por aquello de la falta de efectivos. Un descenso deportivo con visos de peligroso porque las invitaciones de plazas vacantes podrían ser historia.

La salvación matemática la cerró el sábado en Utrera (64-67) en un encuentro apretado en el que los extranjeros tiraron del carro. Especialmente Sean Hill, autor de 18 puntos con buenos porcentajes (3 de 5 en triples) y 6 rebotes para 23 de valoración. El guineano Furtado fue su escudero con 13 y 5. James Johnson se quedó en 8 y el último en llegar, Jabyron Antuan, 6. El producto nacional tuvo su máxima expresión en Manu Cores, que rozó el doble-doble con 10 puntos y 9 capturas bajo aros. El ex del Plasencia está cuajando un gran año. «Planteamos bien el partido y si no fuera por el poco acierto lo hubiéramos cerrado antes. Sólo nos fuimos de 15 y ellos a la desesperada al final metieron cinco triples y se pusieron por delante. Hombres importantes nuestros como Johnson o Cores tomaron la responsabilidad para meter canastas importantes porque nos temíamos lo peor», recuerda el técnico Martín Ávalos del viaje a Utrera.

Ávalos se siente más tranquilo tras sellar la permanencia y sabe que le vendrá bien a sus pupilos. «Estamos muy contentos. Teníamos una mochila cargada de piedras. Ahora se podrá jugar de otra forma, con menos presión. La verdad es que sí me temí que peligrara la salvación. Sabíamos que la segunda vuelta sería difícil porque tendríamos a los rivales grandes en casa, como Plasencia, y a los directos fuera. Por suerte todo ha salido bien», continúa.

Un descenso muy peligroso por mucho que haya quien piense que los veranos suelen ser un cachondeo de inscripciones e invitaciones a quien tenga dinero para competir. El técnico avisa de que los descensos deportivos ahora sí son efectivos porque había incluso lista de espera antes de arrancar el presente curso y alguno de los considerados grandes como Unicaja se tuvo que quedar fuera. Añade que para la próxima campaña ocurrirá algo similar pues ya hay un intento de ampliar los grupos andaluces que no goza del beneplácito de todos.

La segunda fase

Al cuadro extremeño le restarán dos partidos para acabar la primera fase. Mañana sábado (19.00 horas) ante Huelva en La Granadilla y la última jornada (13 de febrero) ante el CB San Juan. Después entrará en la segunda fase, en la que se cruzarán los equipos del grupo B, al que pertenecen los pacenses, con los del A para que de este segundo tramo de competición se determine el resto de clasificados para playoffs.

El sistema es algo lioso. Los tres primeros de cada grupo ya tienen pasaporte asegurado Plasencia es uno de ellos por lo que quedarían dos plazas en juego que se las disputarían los clasificados del cuarto al sexto puesto. En esta segunda fase valen los resultados de la primera contra los rivales que integren el segundo grupo, por lo que el choque de este sábado ante Huelva tiene más importancia de lo que parece. De perderlo, el Mesón Atalaya accedería con un balance de 1-3 y con pocas opciones de pelear por las eliminatorias. Aunque ya es bastante estar ahí.