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Marco A. Rodríguez
Viernes, 11 de marzo 2016, 08:31
badajoz. La temporada actual no está siendo la más llevadera en el Mideba Extremadura. Lo que mal empieza mal continúa y está por ver si mal acaba. Antes del primer segundo de competición ya se echaba de menos a Zavala, buque insignia de este club en el parqué. Después acontenció la peripecia de los tres brasileños, a los que ya ni se les espera. Y como broche, el desencuentro de varios jugadores del plantel con el técnico Marco Galego provoca la dimisión de éste, sustituyéndole la directiva por Jorge Borba, ese niño que quedó prendado de este deporte desde que a los tres años acompañaba a su padre, integrante del Mideba.
Dieciocho años después -apenas tiene 21- el entrenador más joven de la División de Honor de BSR tiene ante sí un reto mayúsculo. El de devolver la ilusión a un equipo tan castigado en lo anímico como en lo físico. Tal vez más en lo segundo que en lo primero y valga como ejemplo lo ocurrido ayer, cuando tuvo que suspenderse el entrenamiento al estar disponibles sólo dos jugadores. Son siete como mucho, con la baja de Eusebio uno menos y entre la gripe y alguna dolencia más el plantel se ha quedado en cuadro esta semana. Lauri y Cano eran los únicos que podían ejercitarse. «Es muy complicado trabajar así. Estamos teniendo muy mala suerte con las lesiones y no es fácil meterles 35 y 40 minutos a los jugadores y encima luego una prórroga. Es verdad que está siendo una temporada muy gris, pero no perdemos la ilusión. Me han acogido muy bien y estoy muy contento por ser el entrenador de este equipo», comenta Jorge Borba.
Gran estudioso del baloncesto en silla de ruedas, conoce ese vestuario como pocos. Casi no hay que preguntarle qué se encontró al llegar porque ya estaba dentro. «No creo que hubiera tantos malos rollos con Marco Galego. Yo les veía y se hablaban. No era para tanto. Mi relación con ellos es muy buena y me respetan. No ha cambiado esta relación por ser entrenador. Quiero que me vean más como un amigo que como un jefe en los entrenos. Me gusta darles confianza, pero siempre hasta cierto punto». Un Borba que se tuvo que estrenar a lo grande, en los cuartos de Copa ante el segundo equipo más potente de España, Albacete. Asegura al recordarlo que le hubiera gustado un rival más «asequible».
Después regresó la liga y el Mideba volvió a caer ante Getafe en la prórroga, otra vez castigado por la falta de efectivos en el tiempo extra, pero Jorge no pierde la esperanza. «Estamos a un partido del cuarto clasificado, así que todavía podemos meternos en la Final Four», aunque reconoce que ahora cualquier rival puede hacerles daño.
Esperanza que mantiene también para el gran reto del curso, la Willi Brinkmann Cup de Badajoz en abril. «Tendremos un jugador más con Vargas, que puede ayudar. Nuestro deber es dar lo máximo e intentar hacer todo lo que podamos ante nuesro público. Tenemos ahora una plantilla muy corta y está siendo un año difícil de llevar, pero el Mideba siempre fue un grande», cierra el jovencísimo técnico.
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