Marco A. Rodríguez
Viernes, 17 de abril 2015, 09:35
En baloncesto, los números nunca mienten. Las estadísticas suelen reflejar gran parte de la verdad, pero no toda. Siempre hay matices. La NBA tocó a su fin y es hora de hacer balance de una desastrosa 'regular season' de los Knicks -la peor de su historia con solo 17 victorias y 65 derrotas- y de la gris temporada de un José Manuel Calderón devorado por la inercia de su franquicia, en cuya mente anidó más el próximo verano que el curso actual. Muy pronto, la rotación quedó convertida en un auténtico solar castigada por las excesivas lesiones y operaciones-ausencias, las marchas en el mercado de jugadores como JR Smith, Iman Shumpert, Prigioni o Amare Stoudemire sin recibir nada a cambio salvo rebajar salarios pues acabaron como titulares baloncestistas con contratos de 10 días.
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Cualquier comparación de sus registros respecto a la temporada anterior o su carrera pierde, aunque es más que obvio que salir a la cancha casi sin perspectivas de victoria influye. No se juegan igual los minutos de la basura que una serie por el 'Anillo'. De eso sabe mucho Pau Gasol, que pasó de la tristeza de unos Lakers que iniciaban la caída a la esperanza de sus renacidos Bulls. Los 'toros' del pívot catalán finalizaron terceros en el Oeste y son claro favorito ante los Bucks en primera ronda.
Calderón se vistió de corto en 42 de las 81 madrugadas. Tuvo molestias musculares al inicio y de tendón de Aquiles en la recta final que no deberían ir a más pues paró y se trató a tiempo con la novedosa técnica de inyectar plasma enriquecido para aliviar los dolores en su tobillo. Muy pocas noches fue el Calderón de siempre. Se le vio limitado o precavido en lo físico y en lo anímico incómodo por la negativa atmósfera del equipo pese a que enseguida adquirió galones. Era, y es, un buen candidato para llevar a cabo esa especie de jeroglífico que es el 'triángulo ofensivo' que Phil Jackson desde la presidencia y Derek Fisher desde el banquillo impusieron con nulo éxito al carecer de mimbres. Destaca su bajón en el porcentaje de tiro, curiosamente el mismo de dos que de tres, 41,5%. Se mantiene en asistencias (4,7) desde que los técnicos apostaron más por su tiro que por su dirección, especialmente Carlise en Dallas. En Nueva York pudo combinar ambas tareas.
«Está siendo mi temporada más dura», señalaba Calderón a la agencia EFE en marzo. Tras media vida en Toronto y el fugaz paso por Detroit, en Dallas por fin saboreó una franquicia con mentalidad ganadora mientras en el Madison los Knicks de la 2014/15 traicionaron su amplio aunque lejano historial. Es imposible que saliera peor y desde los despachos no pararon de pedir paciencia con vistas a la temporada venidera, donde se espera que los neoyorkinos puedan armar un importante plantel a base de agentes libres y una alta elección en el draft. Lo segundo lo tienen por ley. Para lo primero tienen el dinero, unos 30 millones de dólares, y queda convencer a estrellas que acaban contrato como Marc Gasol, Aldridge, Monroe, Millsap o Love si se harta de Lebron.
«Quiero seguir»
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Será Phil Jackson quien decida. De momento, 'Calde', Hardaway JR y Galloway gustan, pero sólo está garantizado Carmelo Anthony. Mientras, Calderón regresará a Villanueva de la Serena para descansar y estar con los suyos, sopesar si acude al importante Europeo y del 5 al 11 de julio su Campus en Badajoz, donde seguro que sonreirá más y olvidará el peor de sus nueve cursos en la NBA.
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