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J. Cepeda
Cáceres
Viernes, 10 de junio 2022, 07:32
Si bien en el deporte de formación priman valores como el compañerismo, la disciplina, el desarrollo personal y el afán de superación por encima de ... los números brutos, estos últimos adquieren, en ocasiones, tal dimensión que es difícil no reparar en ellos. Lo sabe bien la familia de Nico Marina Parra, un cacereño nacido el 28 de octubre de 2008 y cuyo nombre está sonando con fuerza en la escena nacional. Y es que sus actuaciones con el Sagrado Corazón en el Campeonato de España Infantil de Baloncesto, que se está celebrando durante estos días en Galicia, no han pasado desapercibidas.
Con una media de 57 puntos, 22 rebotes y 3 asistencias en los tres primeros partidos disputados, Nico Marina ha copado en las últimas horas tal cantidad de titulares que su círculo cercano le 'invitó', incluso, a despegarse de su teléfono móvil con el fin de que pudiese evadirse antes de afrontar el partido de octavos de final este miércoles frente al Unicaja Andalucía. Un encuentro que finalmente se saldó con derrota para el Sagrado Corazón (99-51) y en el que Nico Marina, defendido a conciencia por sus rivales, se quedó en 28 puntos, 18 rebotes y 2 asistencias para una valoración de 21.
Director de orquesta en ataque y jugador interior en labores defensivas, sus veloces penetraciones con apoyo en tabla ya son marca de la casa.
«Gracias a Dios, está haciendo un buen campeonato y nosotros, como padres, estamos contentos, pero hasta ahí. El niño lleva trabajando duro ya desde hace algún tiempo. Es muy maduro y tiene las ideas muy claras. Se lo está currando y tiene ganas de sacar todo el talento que tiene. Entrena cada día más de dos horas y con equipos de categorías superiores», explicaba a HOY su padre, Marco Antonio Marina, horas antes de que su hijo disputase el encuentro de octavos de final. Tanto él como su madre, María José Parra, dicen estar satisfechos con su rendimiento, aunque no sorprendidos, teniendo en cuenta que Nico Marina ya ha cuajado durante esta pasada temporada otras actuaciones estelares, como los 83 puntos que le endosó al San Antonio. Su aportación durante toda la campaña fue clave para que el Sagrado Corazón se proclamase campeón de Extremadura este pasado mes de mayo.
Además de sus fundamentos técnicos y tácticos, otra de las claves de la progresión de este joven jugador cacereño es su gran desarrollo físico, pues recientemente ha superado los 1,80 metros de altura, tal y como apunta su madre. Según explican sus progenitores, Nico Marina comenzó a jugar al baloncesto a los cinco años. Su madre, con el Ambroz placentino, ya fue medalla de bronce nacional a mediados de los años 90 en categoría cadete. «Soy muy exigente con él y suelo decirle algo cuando hace las cosas mal, pero tiene un talento especial».
Sobre cómo conjuga los estudios con la práctica deportiva, el padre de Nico destaca la madurez de su hijo: «Es un niño muy disciplinado y maduro. No hace falta despertarle ninguna mañana. Tiene sus horas marcadas para sus estudios y sus entrenamientos, pero no descuida una cosa en favor de la otra. Siempre ha querido hacer las cosas cada día mejor, por lo que todo esto es fruto del trabajo y del esfuerzo».
Después de haber hecho saltar las alarmas en la escena nacional del baloncesto de formación, ¿cabe la posibilidad de que a corto o medio plazo Nico pueda marcharse de Cáceres con el objetivo de continuar su progresión? «Nosotros estamos abiertos a todas las posibilidades. Al final es una decisión que tiene que tomar él y nosotros no nos vamos a cerrar», explican.
Tanto Marco Antonio como María José ya saben lo que es tener a un hijo fuera de casa para labrase un futuro en el mundo del deporte. Es el caso del futbolista Rodrigo Marina, delantero que milita en la cantera del Betis y que dejó su hogar en la preadolescencia: «Cuando un niño de esa edad se va, para los padres es algo muy duro, pero nosotros no podemos poner piedras en el camino de sus trayectorias personales y profesionales. Nosotros los apoyaremos hasta el final y siempre tendrán las puertas de su casa abiertas».
Además de Nico y Rodrigo, Marco Antonio y María José tienen otros siete hijos y en próximas fechas esperan la llegada del décimo descendiente. A juicio de ambos, es posible que la saga de deportistas continúe aumentando en casa de los Marina Parra: «Todos ellos tienen un talento especial para el deporte. A todos les gusta y, gracias a Dios, están físicamente bien. Al ser nueve hermanos, siempre hay una competitividad innata dentro de ellos. En casa siempre hay deporte en la televisión», dicen.
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