Apenas había cumplido tres años cuando Jorge Borba ya acompañaba a su padre a los partidos foráneos del Mideba. Su progenitor era el conductor que ... llevaba a la expedición en sus viajes y fue quien le inoculó el 'virus' midebista que hoy permanece intacto pese a acercarse a la treintena. Por entonces, Borba hijo ya especulaba con un sueño, el de convertirse en chófer cuando fuera mayor. También el de estar vinculado de alguna manera al club de sus amores. Ambos los ha cumplido. Desde hace más de dos años, trabaja en Tubasa como conductor del autobús urbano, mientras que hace varias semanas comenzó su novena temporada en el banquillo del Mideba, la séptima como primer entrenador y otros dos como segundo, aunque con solo seis añitos ya ayudaba en el pabellón Nuria Cabanillas.
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«Toda la culpa la tiene mi padre (Risas). Él me enganchó a esto. Lo que más recuerdo es que cuando viajaba con él y perdíamos, me cogía unos sofocones de miedo, así que decidió que a algunos partidos muy complicados no me llevaba para que no pasara ese mal rato», echa la vista atrás el entrenador del Mideba, quien tomó las riendas del vestuario en 2016 en una época convulsa cuando Marco Galego puso fin a su etapa. Los inicios no fueron sencillos pero en este tiempo ha logrado que el conjunto extremeño perdure entre los grandes del panorama nacional –nada fácil ante Ilunion, Albacete y ahora Bilbao– y se haya dado alguna alegría internacional. «No es fácil mantenerse tanto tiempo en la elite de la máxima categoría. Salvo los dos primeros años, que estuvimos peor, siempre hemos peleado por los puestos de arriba, por la Copa del Rey, la liga, Final Four, etc., pero, cuando te gusta tanto una cosa y te involucras tanto... porque yo a este deporte le echo mucho tiempo, mi tiempo libre, casi no estoy ni con los amigos porque quiero estar al día, el scouting de los rivales, información, la selección española, etc. Ser entrenador no es llegar, entrenar y ya está».
Siempre se ha dicho que la labor del técnico lleva aparejada la de psicólogo, pero en el caso de jugadores que están en silla de ruedas más si cabe porque la mayoría ha vivido auténticos dramas. «Sí, a veces tienes que hacer un poco de psicólogo con ellos. Decirle a alguno 'venga, vamos a tomar un café y charlamos de lo que te preocupa'. No los puedes tratar a todos por igual porque puede que si a alguno le gritas reaccione y mejore, pero si le gritas a otro puede que se enfade y se salga por completo del partido. Hay que tener mucho tacto y eso te lo da la experiencia».
Su mejor momento, según recuerda, es la conquista de la Euroliga 2 en Italia, su primer título fuera de España. Aquello fue hace tres años, coincidiendo con el desembarco británico de los Phil Pratt, George Bates, etc. Pero hay muchos más. Son muchos años luchando en las alturas, algo poco habitual en un club extremeño. Además, Borba subraya que en la mayoría de las ocasiones esa pugna es ante rivales de mayor poderío económico que pueden llegar a doblar el presupuesto midebista. «Muchas veces fichamos jugadores que están sin contrastar e intentar que brillen aquí antes de que se los lleven, como Adrián Pérez, Esteche, Sandoval, que se fue y ha vuelto...».
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El técnico pacense se considera afortunado pues disfruta cada día de lo que hace, tanto del trabajo que supone su principal sustento como su labor de entrenador. Dice tener dos trabajos, pero no los ve como tales sino como «hobbies» mientras agradece que su empresa le permita compatibilizarlos. Solo conduce por la mañana –este jueves estaba en la línea 5 que acaba en la barriada de Llera– y solo entrena por la tarde. «Tengo que agradecerlo a Tubasa porque se está portando fenomenal conmigo y no todas las empresas lo hacen. Solo es de lunes a viernes por la mañana, así que los fines de semana puedo viajar con el equipo. Mi medio de vida es el bus y si no hubiera tenido esta suerte hubiera tenido que dejar el Mideba».
Confiesa que su imagen pública a veces le depara alguna anécdota, pues hay quien le reconoce. «Me preguntan cómo hemos quedado, cuál es el próximo partido y esas cosas. Alguien me dijo que me había visto en televisión, jeje». Algo que sin duda hace más ameno el día a día de lo que para él no es una profesión pese a ser vocacional. «Desde chico lo tengo inculcado. Se lo decía a mi padre, que quería ser conductor de autobús como él. Me decía que estudiara más y eso, pero yo es lo que quería hacer, era mi sueño y tengo la satisfacción de haberlo cumplido, al igual que entrenar al Mideba», comenta un Borba que se hizo con los mandos del banquillo midebista con solo 21 años, el más joven de toda la liga.
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Respecto a la actual temporada, en la que el cuadro pacense ha iniciado la División de Honor con tres victorias en tres partidos, Borba describe que el plantel ahora tiene menos 'nombres propios' y más clase media y trabajo. Otros años el Mideba acogió algunas figuras de este deporte mientras este curso es una plantilla más tendente a repartir tanto el brillo como la labor oscura. «Todos se sienten importantes ahora y eso es bueno para el equipo».
Cuestionado sobre qué es más fácil de conducir, si el bus o el vestuario del Mideba, contesta que ambos, porque las dos dedicaciones no le dan pereza. «Hay veces que termina la temporada y pienso en dejarlo, pero luego en verano ya deseo que empiece. Así que, mientras el trabajo me lo permita y la directiva me quiera, seguiré».
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