

Secciones
Servicios
Destacamos
Sus manos llevan cerca de un mes sin simular una 'T' como indicativo de 'tiempo muerto', ni muestran a la mesa si un lanzamiento es de dos o de tres puntos. Desde el viernes, atienden a los más frágiles en la cruel guerra contra el coronavirus. Como al resto de españoles, a Esperanza Mendoza el reloj se le paró hace más de veinte días. La cacereña es una de las dos únicas árbitras de la Liga Endesa (ACB) y asegura que es incapaz de estarse quieta en casa. Pese a las advertencias familiares, ha retomado su primigenia vocación para ayudar en la lucha contra la pandemia en primera línea de batalla, en una residencia de ancianos a las afueras de Salamanca, localidad donde reside.
Tras guardar la preceptiva cuarentena nada más pitar en Turquía –Fenerbahce-Bourges de Euroliga Femenina– y poco antes en la ACB al Real Madrid, en el que su jugador Trey Thompkins dio positivo en COVID-19, Mendoza quiere poner sus manos al servicio de una población de riesgo que clama casi en silencio. Titulada como educadora social, además de ser auxiliar de enfermería, se puso a buscar trabajo y desde este fin de semana acude a la residencia de ancianos de Villaverde de Guareña, a unos 15 minutos de Salamanca. Allí esperan entre 90 y 100 mayores que anhelan que la tragedia no les salpique en exceso. «Es muy grave todo lo que está ocurriendo. Creo que la realidad es mucho peor de lo que la gente puede ver en los informativos. Si se pudiera meter una cámara, no en esta, en cualquiera, la gente fliparía. Por mucho que veas en la tele, la gente no se lo puede ni imaginar», lamenta.
Le entristece una crisis global que no cesa de dejar víctimas pese a que los últimos datos albergan, dentro del desconsuelo, cierta esperanza. «Esto es increíble. Como hay una posibilidad de echar una mano, no hay excusa para no hacerlo. Es verdad que parece que va mejorando, gracias a Dios, pero tengo la sensación de que esto va para largo y que ir a peor ya era complicado. Veremos cómo se desarrolla en los próximos días», comenta a este diario desde el propio centro asistencial este domingo, en su tercera jornada.
Precisamente ayer conocimos su intención al publicar un tweet que tuvo enorme repercusión al que insertaba la foto que acompaña este reportaje. «Cuarentena, día 5 de abril. ¿Quién me iba a decir a mi hace un mes, cuando volvía de Turquía de arbitrar mi último partido, que volvería a trabajar de mi vocación? Y qué feliz de aportar un pequeñísimo grano de arena en este desierto #QuedateEnCasa».
'Espe', como la llaman todos, está acostumbrada a pelear contra los elementos. Apartó sus primeras aspiraciones profesionales por un mundo del arbitraje baloncestístico que ya se sabe que es tierra de hombres. Pero eso no la desvió de su camino. Tampoco ahora algunas opiniones contrarias en su familia le van a impedir que se involucre en esta peligrosa misión. «Hay parte de mi familia a la que no le ha gustado mucho, la verdad, pero estoy feliz haciendo lo que hago y al final eso es lo importante. Cuando vengo a trabajar aquí lo hago muy motivada y contenta. Es un asunto vocacional; desde muy pequeña siempre he querido ayudar a la gente. Fui voluntaria de Cruz Roja, me hice educadora social y auxiliar de enfermería, y, si puedo, ayudar, prefiero no estar parada en casa», sostiene. Dada la alta demanda, después del parón tras el positivo de Thompkins se puso a echar currículums en residencias y en apenas días la llamaron porque es evidente, como ella recalca, que se precisan especialistas.
Más de 12.000 fallecidos después, es evidente que el tema deportivo queda en segundo plano, pero lo cierto es que a la colegiada cacereña este impass le ha venido en un momento dulce de su carrera, con presencia internacional FIBA y como una de las dos únicas féminas en la Liga Endesa. «Es que ha sido todo tan rápido e inesperado... Yo tenía que haber estado en Praga con la Euroliga, o con la ACB pitando partidos... y aquí estoy, pero es lo que toca».
Reconoce que el confinamiento no lo está llevando muy bien, aunque lo haya respetado. «¡Es que yo estoy acostumbrada a estar fuera de casa cinco de los siete días de la semana! Lo llevo como puedo, sin hacer deporte como antes y agobiada», apunta una 'Espe' que es ejemplo en la pista y fuera de ella.
Publicidad
Iker Cortés | Madrid
Sara I. Belled y Leticia Aróstegui
Doménico Chiappe | Madrid
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.