![La tecnología que abrió las puertas de la selección absoluta a María Reina](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2024/02/29/Maria-Rl84DDg0K4maV6xD1eDUg6I-1200x840@Hoy.jpg)
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Hace trece años, el itinerario académico de María Reina (Villamartín, Cádiz, 25/7/1993) diseñaba una hoja de ruta con Cáceres como estación de origen desde donde zarpaban sus embrionarias aspiraciones. Se lo planteó como un apeadero de transbordo donde cursar el primer año de ... Ciencias del Deporte para luego seguir sus estudios más cerca de su hogar. Pero no contemplaba que la ciudad extremeña recalculara la ruta configurando el punto de partida como el de destino. «La considero mi casa a día de hoy». Desde 2011 su arraigo ha ido estrechamente relacionado a su desarrollo personal y profesional. Durante la carrera se enroló en la cantera del Cáceres de baloncesto como preparadora física, luego llegó la tesis, trabajos de investigación con la Universidad y la publicación de varios artículos científicos. Hace un par de años ascendió al primer equipo verdinegro bajo la tutela de su mentor, Mario Díaz Hellín, que dejó el cargo en sus manos de cara al curso 2023/24.
La Federación Española la reclutó para el staff de su cantera hace varios años, recurriendo a sus servicios para distintos torneos de las categorías inferiores, el último el pasado agosto en el Europeo sub-16 femenino, donde lograron la plata. Este verano todo apuntaba a que repetiría experiencia, pero en este caso en el Mundial con la sub-17. Sin embargo, su rumbo será diferente al planificado, porque el ente federativo tiene otros planes reservados para ella en el cuerpo técnico de la selección española masculina absoluta. «No me lo esperaba, es un sueño cumplido».
La llamada llegó en febrero y contemplaba la fase de la ventana FIBA de clasificación para el Eurobasket que deparaba dos encuentros de España frente a Letonia y Bélgica (con sendas derrotas) la pasada semana. La siguiente parada será el preolímpico del 2 al 7 de julio en Valencia, cuya preparación comprende una concentración de aproximadamente un mes, donde también está citada.
Para entender por qué María Reina aparece en la agenda del combinado español hay que retrotraerse a su etapa universitaria, cuando uno de sus profesores, Sergio Ibáñez, adquiere con fondos de una subvención una tecnología revolucionaria en aquella época –«no la usaba nadie por entonces», acota– y que una década después está completamente implantada en la élite del deporte. María Reina decide articular su tesis alrededor del funcionamiento de este dispositivo, concretamente la misma marca (varía el funcionamiento, el software y los parámetros) que compró la Federación Española de baloncesto hace un par de años para integrarlo en su metodología. Buscaban a alguien familiarizado con ese sistema y ella encajaba a la perfección en el perfil. «Yo lo he usado muchísimo en la facultad, lo he empleado en equipos, pero orientado a la investigación».
Se trata de un top deportivo con un GPS que se colocan los jugadores y que registra distancia, velocidad, aceleración, salto, impacto... Se complementa con un juego de antenas ubicadas alrededor de la pista que permiten ver cómo se mueven en tiempo real para descargar así toda la información interesante para su posterior análisis. Y en eso radica su principal labor ahora, escudriñar y aportar al equipo de preparadores físicos informes detallados e individualizados que permitan ajustar la carga y el tipo de ejercicio a las lecturas de datos que arroja un sistema que trabaja a un mínimo de 10 tareas por segundo y un máximo de 100. «Con esta máquina usamos rangos tipo predeterminados, pero lo ideal es analizarlos y sacar perfiles específicos para la selección». Un proceso que comenzó hace unos días con el preceptivo trabajo de campo, pero que se prolongará durante los próximos meses con la vista puesta en la cita estival.
Será el momento de filtrar el bruto y desechar lo menos relevante, afinar y volcar lo recopilado para generar un dossier que agilice el proceso e ir actualizando lo ya almacenado. «Permite ver si un jugador va más o menos al límite con lo pautado y que se puedan tomar decisiones de cara al entrenamiento siguiente, calcular tiempos de tareas, ajustar el minutaje, saber qué intensidad va a suponer cada tarea y hacer el esquema correcto».
Todo ello en un marco incomparable, compartiendo vestuario con figuras de la talla de Scariolo, Víctor Claver, Rudy Fernández o Ricky Rubio, leyendas vivas del basket nacional e internacional. «Es una sensación extraña pasar de ver en la tele a referentes que admiras a compartir jornada con ellos. Pero al segundo día estás en la pista y lo afrontas como un entrenamiento más con jugadores de baloncesto, que es algo que forma parte de mi rutina cotidiana». Reconoce que su círculo está restringido al equipo de tres preparadores físicos y al jefe, que es quien reporta la información que proporcionan a Scariolo. «Lo tienen todo bastante definido, es necesario para poder gestionar un cuerpo técnico compuesto por 18 personas», relata.
«Ha sido una experiencia muy buena y diferente a todo lo que he hecho anteriormente». Lo que más le ha fascinado de esa vivencia es la profesionalidad que envuelve a todo el funcionamiento del engranaje, «es un gran aprendizaje poder compartir grupo con gente tan top, ver cómo trabajan, es superpositivo e impresiona el despliegue de facilidades y comodidades para que estés a gusto y solo te tengas que preocupar de hacer tu trabajo».
No esconde que ha sido una sorpresa para ella una oportunidad de ese calibre, pero es consciente de que nadie le ha regalado nada, «he trabajado un montón desde abajo, no he quemado ninguna etapa, no he tenido una oportunidad cuando no me tocaba por encima de mis posibilidades y he ido muy poco a poco». Ha convivido con naturalidad en un sector mayoritariamente de hombres y sostiene con cierta hilaridad que «he intentado ser uno más». Narra que en la facultad compartía clase con 100 alumnos y solo siete eran chicas, mientras que durante la tesis en el laboratorio era la única mujer. «Sí que es cierto que la gente más joven lo tiene más interiorizado que los mayores».
Respecto a la realidad del Cáceres, admite que la temporada se ha torcido merced a la mala racha de resultados, «pero a nivel personal está siendo un reto e intento dar lo mejor de mí». El club depositó en sus manos la confianza de relevar a una institución como Mario Díaz Hellín, que llevaba en el club desde 2007 y con el que sigue ligada trabajando a media jornada en una clínica de readaptación deportiva que le permite adquirir un espectro más amplio de patologías y lesiones que en el baloncesto.
En cuanto al apartado físico de la entidad verdinegra, valora que está satisfecha con el rendimiento y que la plantilla «al ser joven tiene mucha proyección y es moldeable y se pueden hacer más cosas con ellos y eso supone un extra en mi trabajo».
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