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Vuillermoz celebra su importante victoria.
Vuillermoz, el ciclista milagro
Octava etapa

Vuillermoz, el ciclista milagro

El ganador en el Muro de Bretaña está en el ciclismo gracias al apoyo de un mecenas privado

benito urraburu

Sábado, 11 de julio 2015, 00:35

El Muro de Bretaña habló francés y lo hizo con uno de esos ciclistas que permiten que este deporte siga teniendo duende, genere ilusión, esperanzas y mantenga vivas muchas esperanzas que de otra forma estarían cercenadas. Alexis Vuillermoz tiene 27 años, ya había sido tercero en el Muro de Huy, por detrás de Purito Rodríguez y Chris Froome. En aquella etapa, las caídas hicieron que el interés se focalizase en todo lo que pasó durante la prueba y no en el resultado final. Hace un año y medio, Vuillermoz estaba en el paro, sin equipo, a punto de dejar el ciclismo.

Cuando Chris Froome cogía la manija del grupo de cabeza en el último kilómetro el Muro de Bretaña, el francés Vuillermoz iba a su rueda. Atacó con el viento de cara, lo que hizo que Froome desistiese de poder seguirle. Daniel Martín salió muy tarde, sin ninguna posibilidad de poder darle alcance, lo mismo que Alejandro Valverde.

Las décimas de segundo que tardan los ciclistas en mirarse unos a otros, el esperar a que alguien lance el ataque para luego cogerle rueda resulta peligroso, y a todos se les escapó la oportunidad de poder vencer en esta llegada, donde lo más llamativo estuvo en la pérdida de tiempo de Vincenzo Nibali, que se dejó diez segundos en menos de un kilómetro. Definitivamente, para el vencedor del último Tour, la primera parte de la prueba, a falta de lo que diga la contrarreloj por equipos, no le está siendo tan favorable como hace un año y cada vez se aleja más de Froome en la general. El líder sigue dando pedales mientras mira los watios que va moviendo y acelera hasta que le sale el número mágico que le indica que su cuerpo puede entrar en una zona peligrosa.

Sólo Contador está a menos de un minuto de él, 36 segundos, en la general. En los últimos cinco kilómetros hubo muchos movimientos tácticos, buscando una buena colocación, en equipos como BMC, muy activos, Tinkoff o Etixx. Incluso Valverde y Purito se pusieron a rueda de los belgas, hasta que Froome aceleró, hizo una criba de nombres importantes, y Vuillermoz pudo seguir el tirón del maillot amarillo.

El Muro de Bretaña es uno de esos finales que cogió una cierta fuerza en 2011, cuando se subió por primera vez, pero que no marca muchas diferencias. La clasificación no engaña: veintiséis corredores entraron en el mismo tiempo. Todos menos Nibali, un síntoma preocupante para el líder del Astana.

Vuillermoz, una historia única

Sobre el ganador hay que decir que él mismo considera que es un milagro en el mundo del ciclismo profesional. Le quedaba un año de contrato con el equipo Sojasun en 2013. Se sabía que el equipo no iba a seguir y por apurar las opciones de encontrar un nuevo patrocinador hasta el mes de septiembre, el manager de aquella formación, Stéphane Heulot, no le dio la libertad para que se pudiese mover y encontrar donde poder correr. "Fue demasiado tarde. Yo no quería buscar trabajo en un banco con 25 años. Quería seguir andando en bicicleta".

Vuillermoz es economista, con un máster en banca y seguros. No quería hacer uso de esa posibilidad, la de ponerse en un banco a trabajar. Cuando las dudas convertían en sombras su vida apareció un nombre, Daniel Germond, dueño de una empresa en la localidad de Dole, un loco del ciclismo y que fue internacional con Francia en atletismo en 1960.

Tres horas inconsciente

"Daniel Conocía muy bien a Vincent Lavenu, el responsable de Ag2r. Le había patrocinado con la empresa Chazal su equipo hace veinte años. Lavenu tenía el presupuesto cubierto y Germond pagó mi sueldo. Fue algo solidario porque había vendido su empresa, no obtenía ningún retorno publicitario. Me aportó muchos cosas a nivel personal gracias a su experiencia como profesional", explicaba el ganador en este Muro.

Esa es sólo una pequeña parte de la historia de este ciclista que llegó a la carretera procedente del mountain-bike como hicieron otros muchos como Cadel Evans o Jean-Christope Péraud. Fue undécimo en el Giro de Italia del año pasado. En 2013 participó en su primer Tour de Francia...cuando solo llevaba seis meses haciendo carretera.

"Corría en carretera para peparar el mountain-bike. Cuando participé en mi primer Tour nunca había estado en una prueba de más de siete días de duración, la Vuelta a Bretaña de aficionados. Había corrió con el CC Etúpes tres carreras cada año en carretera para preparar el mountain-bike", comentaba.

Un accidente en la Vuelta a Alsacia de 2011 acabó con él en el hospital. Perdió el conocimiento durante tres horas tras chocar con una mujer en plena carrera a 60 kilómetros por hora. Tuvo también una fractura en la cara.

Dejó el mountain-bike por una serie de problemas personales: se murieron su padre y sus abuelos. Eso fue en 2012. También cogió un virus. Había sido subcampeón del mundo de aficionados en 2009. Le seleccionaron en 2012 para ir con la selección francesa de ruta a la Vuelta al País de Saboya y allí conoció otro mundo que le impresionó. Desde entonces no se apartó de él.

Está dando pasos muy rápidos y parece que seguros en el mundo profesional. Para el ciclismo francés, ganar esta etapa supone recuperar una cierta ilusión después de los problemas de Pinot, Péraud y Bardet. Solo Barguil les estaba dando alguna alegría.

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