![Rubén Plaza, la victoria de una vida](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/pre2017/multimedia/RC/201507/20/media/cortadas/PLaza-Lampre--575x323.jpg)
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colpisa / afp
Lunes, 20 de julio 2015, 01:44
Rubén Plaza citó en muchas ocasiones la palabra vida cuando tuvo que explicar en Gap cómo había sido su victoria, después de un final de etapa memorable: todo lo hizo bien. El momento de atacar, el momento de guardar fuerzas, el no arriesgar en las bajadas. Todo.
Y es que si algo tiene este gigante nacido en Ibi (Alicante), mide 1.91, es experiencia. De hecho la tiene toda. Podría haber visto esta etapa por televisión, porque a lo largo de su carrera han sido varias las ocasiones en las que se ha visto fuera del ciclismo.
Fue uno de los mejores juveniles y aficionados de España, luego un corredor de ida y vuelta en el mundo profesional, que debutó con el Banesto, inició un periplo largo por otros grupos deportivos, para terminar volviendo a la casa madre. Estaba destinado a ser un ciclista importante hasta que los avatares de la vida, esa palabra que empleó este lunes varias veces, le hicieron moverse en un tobogán que parecía no tener ningún final.
En varios de esos grupos, Benfica y Caisse d' Epargne, coincidió con el portugués Rui Costa, que fue el que le ayudó a fichar por el Lampre cuando Movistar no lo renovó su contrato: «Rui me ayudó a fichar por Lampre. ¿Si pensé que tenía que dejar el ciclismo el año pasado? Ha habido otras ocasiones en las que lo ví mucho más negro», explicó.
A Plaza le salpicó de lleno la 'operación Puerto'. Le metieron en ella cuando corría en el equipo Kelme. Eusebio Unzue se la jugó y apostó por él. Estando concentrado durante un invierno en Pamplona, el técnico navarro se encontró un periódico con el siguiente titular: «Unzue ficha a un corredor implicado en la 'operación Puerto'».
Estuvo parado ocho meses. También pasó dos años en el ciclismo portugués, cuando era, y es, un pedazo de corredor que ha sido en dos ocasiones campeón de España de ruta, además de conseguir un buen número de victorias y de poder trabajar en momentos complicados para otros compañeros.
Mientras van desfilando todos los protagonistas de la etapa rememoramos que en sus inicios, tuvo que dejar de correr porque sus tendones no aguantaban una estructura muy fuerte y se resentían sus rodillas. Banesto, Unzue, ya le tenía controlado. Estuvo un tiempo sin correr, la única forma para conseguir mejorar su estado físico.
Sin apenas entrenar ganó tres campeonatos de España, carretera, contrarreloj y persecución. En profesionales siguieron sus problemas y le tuvieron que operar. La segunda operación le tuvo un año y medio parado. Luego llegarían los ocho meses que antes hemos citado. Por eso este lunes, en Gap, se acordaba de su mujer, de su hijo y disfrutaba de un triunfo que sólo tiene una explicación: la clase. Plaza iba para figura, se quedó en un buen ciclista y hay cosas que nunca se pierden.
Lograba a los 35 años la victoria más importante de su carrera. Sin Rui Costa en el Tour, Lampre había dado libertad a sus corredores para que pudieran moverse y Plaza fue el primero en aprovechar esa libertad. Formó parte de una escapada que llegó con una ventaja de escándalo al puerto de Manse y lanzó sólo un ataque, el que le valdría el triunfo. Nadie se movió a por él y para cuando Peter Sagan se percató de que se le iba la carrera ya fue tarde.
Efecto dominó
Lleva ya cinco segundos puestos en este Tour Sagan. Quizá por eso se golpeó en cinco ocasiones el pecho. No se puede andar más que este eslovaco y ganar menos. ¿Problemas tácticos? Mejor sería decir que todo el mundo sabe que cuando va en una escapada, aunque haya un puerto, es un corredor a vigilar y eso le limita mucho, a lo que se une que gasta muchas fuerzas.
Eso sí, el espectáculo que dio bajando fue uno de los grandes momentos que ha vivido este Tour. Su dominio de la bicicleta, gracias a la práctica del trialsin y al ciclo-cross, le permitieron arriesgar hasta un límite en el que se puede decir que se la jugó. Le salió bien porque pudo terminar en el servicio de urgencias de un hospital.
El final de la etapa tuvo dos versiones: una por delante, la del ataque de Rubén, y otra por detrás, la de los favoritos. Del ataque lanzado por Plaza, a diecisiete kilómetros de la meta, sólo se puede decir que consiguió cincuenta segundos de ventaja en la cima del puerto y acabó en la llegada con treinta, después de una locura de bajada.
Entre los mejores, Sky cogió el mando de la situación cuando se movieron Contador o Valverde. Quizá pudieron precipitarse un poco. No quisieron tener problemas.
Nibali no le preocupaba nada a Froome, pero sí a Robert Gesink, que lo tenía cerca. El holandés perdió 38 segundos. Los ataques de Contador y Valverde sirvieron para demostrar que Froome está muy fuerte y muy bien acompañado.
En la bajada, sólo el susto de Geraint Thomas, que se quedó en nada, alteró en cierta medida a los corredores que iban con Froome. Nadie quiso arriesgar en un terreno en lo que lo máximo que se podían conseguir eran segundos, no minutos, salvo que hubiese un accidente.
A Thomas le pegó Barguil en su bicicleta en una curva que había a la izquierda y a Barguil, según explicó él mismo, le pegó Van Garderen. Un efecto dominó que se quedó sólo en un susto porque Thomas se rehizo rápido, sacó su bicicleta de entre las zarzas, se montó en ella y sigue sexto en la general. Los kilómetros finales fueron más tranquilos a la espera de los Alpes. Cada vez que le atacan, sus rivales se encuentran con una respuesta contundente de Froome.
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