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Las victorias se disfrutan más si hay una pizca de sufrimiento, por lo que el pase a cuartos de la Eurocopa hay que saborearlo. Porque el marcador fue algo engañoso. Georgia puso en apuros a España en una primera mitad donde el mazazo del gol en propia puerta de Le Normand hizo mella en un equipo al que le cuesta saber sufrir. El panorama cambió tras una reanudación donde el aspecto mental al tomar ventaja derivó en una goleada que incluso pudo ser mayor. Georgia, que ni era tan fiera ni tampoco un paseo por la playa como el 1-7 de Tiflis, ya es historia y ahora aperece en el horizonte Alemania.
Luis de la Fuente no parece uno de esos entrenadores a los que les dan ataques propios de su gremio. El sentido común impera en sus decisiones y hay una máxima que dice que no toques lo que funciona. En el 'once' ante los georgianos la siguió al pie de la letra y no lo movió un ápice, con Unai en el arco, la defensa de gala con Carvajal, Le Normand, Laporte y el combativo Cucurella. Rodri en el eje rodeado por Pedri y Fabián, en los costados las dos balas Lamine y Nico y en punta Morata. Ellos, junto a Nacho, nos condujeron hasta octavos, superaron a Italia 3-0, y ellos, más los acertados cambios de anoche, nos iban a depositar en cuartos.
Dominio absoluto de la Roja en los compases iniciales, con paciencia, moviendo el balón de lado a lado y cuando se perdía el esférico presionando muy arriba. Así llegó el primer aviso serio muy pronto, en el minuto 4, con Carvajal sirviendo un pase al área desde su banda diestra que apenas pudo conectar Pedri.
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El acoso era incesante y los exsoviéticos casi no salían de su campo, muy encerrados atrás como estaba previsto e intentando cazar alguna contra sorpresiva. En el 10, tras un saque de esquina mal defendido por el adversario, Carvajal pudo adelantar a los suyos con un remate de cabeza controlado por Mamardashvili. Acto seguido, sería Nico Willliams el que probaba fortuna desde lejos pero la pelota rebota en un contrario y sale escorada. El dominio se había convertido en asedio y parecía una cuestión de tiempo la conquista del primer tanto español.
Pero esto es fútbol, sucedió todo lo contrario y en el 17 Georgia se adelanta en una contra letal que termina, como tantas veces ha ocurrido en esta Eurocopa, con gol en propia puerta. Esta vez sería Le Normand el desafortunado goleador después de tres pases precisos en la contra, uno de ellos del veloz Kvaratskhelia desde la izquierda para el centro de Kakabadze y el infortunio del central. Primer gol encajado por España, que zozobró algunos minutos por la mala noticia con imprecisiones antes no vistas pero que regresó al guion inicial. Volvía el dominio pero esta vez con menos acierto y recompensa. Pedri disparó alto con la zurda en el minuto 26. Los de De la Fuente seguían volcados en ataque pero tal vez demasiado porque en ocasiones dejaban profundos huecos atrás. Cucurella buscó fortuna en el 34 desde lejos provocando una nueva intervención de Mamardashvili, que cada vez empleaba más tiempo en poner el balón en juego.
El meta del Valencia volvió a desesperar a los rojos, esta vez con el lanzamiento de Nico. Pero a la tercera fue la vencida y, después de una buena combinación, Rodri la puso desde la frontal justo en la cepa del poste derecho, donde no podía llegar quien estaba siendo una auténtica pesadilla para España. Era el momento de que aparecieran las estrellas y sin duda el del City lo es. Empate en el marcador con el que se llegaba al descanso.
La segunda parte arrancó sin cambios y con un susto de Kvaratskhelia, cercano a anotar un gol antológico desde casi el centro del campo viendo a Unai Simón adelantado en exceso. El extremo de Georgia tiene inputs de astro. Otro astro, Lamine, sirvió un centro medido que Fabián aprovechó a la perfección para que España cobrara ventaja en el electrónico en el minuto 50. Un tanto que en lo psicológico ayuda por aquello de ir cumpliendo con el objetivo. Además, ahora a Georgia no le valía con aguardar en la retaguardia porque el resultado le mandaba a casa. Teniendo en cuenta que el magnate Bidzina Ivanishvili, con una fortuna valorada en unos 6.000 millones de dólares, ofreció 10 millones de euros por ganar a España, los de illy Sagnol iban a seguir corriendo como perros. Un rato al menos.
De la Fuente miró al banquillo y retiró a Pedri dando entrada a Dani Olmo. El canario no estaba teniendo su noche, como casi todos, mientras su compañero en el Barça Lamine crecía con el tiempo. En el 62 pudo marcar aprovechando un error grosero de la zaga que casi se convierte en asistencia. El seleccionador siguió moviendo el plantel y sacó del césped a Cucurella y Morata (más grises que otros días) introduciendo a Grimaldo y Oyarzabal. Tsitaishvili lo intentaría sin suerte en uno de esos desajustes defensivos españoles poco antes de que a Lamine se le anulara un gol. El que no se anuló fue el de Nico Williams en el minuto 75 después de una de sus clásicas carreras por el carril zurdo y fusilando al arquero. 3-1 y tranquilidad en el terreno de juego y fuera de él.
El partido cambió, España se relajó, Georgia se hundió al ver que tenía delante un imposible y la goleada se mascaba con el cuarto de Dani Olmo en el 83 en pleno vendaval de una selección que se había quitado un peso de encima. Curiosamente, la goleada pudo ser escandalosa.
Una historia muy diferente aguarda el 5 de julio, a las 18.00 horas en Stuttgart, donde Alemania será el escollo para alcanzar las semifinales. En la fase de grupos, en la víspera del duelo ante Italia, se definía aquel encuentro como la verdadera piedra de toque para corroborar las auténticas aspiraciones de la tropa de Luis de la Fuente. Visto el fracaso de la 'azzurra' ante Suiza y en los duelos anteriores, será el choque hispanogermano el que determine el techo de una selección española que al menos ya nos ha regalado el derecho a soñar.
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