: FERNANDO GASTÓN CASIMIRO MORENO
Miércoles, 27 de julio 2016, 07:28
Las gradas de un partido de Tercera no son lo que se dicen muy animadas. El espectáculo no suele ser contagioso. La mayoría de las veces son un entorno más familiar que festivo porque el público viene a ser el de siempre. Pero llega el verano, resucita por segunda vez el Trofeo Ibérico y las gradas del Nuevo Vivero mutan y se visten de 'Champions', aunque sólo sea por los colores. En el césped, el juego no estuvo a una altura europea.
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Pero las gradas sí dieron la talla. Unas veces para lo malo: Bengalas, aficionados sin camiseta ni muchas luces... Y otras para lo bueno: Caras nuevas, gente de la otra punta de España y cánticos como esos que sacan 'los manolos' a la hora de comer.
Hasta el palco se engalonó para la ocasión. Presidente, alcalde, delegada del Gobierno, algún federativo... solo faltó la mujer de Villar dormida en un rincón para recordarnos que Badajoz también es Europa.
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