Dolorosa goleada en Lorca

El Arroyo tuvo en el Pinatar Arena el dudoso honor de presenciar la mayor goleada de La Hoya Lorca en Segunda División B, al encajar un doloroso 6-1 en un encuentro en el que los locales fueron netamente superiores durante la mayor parte del choque. El Arroyo, que vistió de rosa, salió sin complejos. Hizo honor al mensaje de sus camisetas: 'humildad, arrojo y corazón'. En sus filas hay jugadores con pasado en equipos de Murcia como Savu, Barrancos, Campins o Fran Minaya, así como el técnico Pato, ex del Cartagena. La Hoya Lorca salió mandando en el juego. Campos repitió el mismo once que tan buena impresión dejó en la Condomina siete días antes, a pesar de la derrota. La principal novedad fue la entrada en la lista de Antonio López y Juan Hernández, lesionados desde el inicio de la temporada. El último en llegar, Dani Peralta, se quedó fuera pese a tener diligenciada su licencia.

La defensa adelantada de los visitantes complicaba el juego hoyero. Los extremeños presionaban arriba la salida del balón y el juego directo pero con criterio cobraba protagonismo en los ataques locales. Una vez más, el andaluz Hugo Rodríguez se mostraba como el hombre más incisivo de los de casa y de sus botas salieron las mejores acciones. Un par de incursiones suyas tanto por la derecha como por la izquierda permitieron que el balón se paseara por el área pequeña de Savu sin encontrar rematador. Pau Franch también remató dos veces con cierto peligro. A pesar del dominio hoyero, el meta visitante no pasaba por demasiados apuros, pero en acciones fáciles tampoco daba sensación de seguridad. El Arroyo se mostraba bastante seguro en defensa, asumiendo riesgos, con un medio campo que ganaba los balones divididos y arriba la estatura de Rojas daba trabajo a los centrales lorquinistas. Raúl Moreno era un mero espectador.

Sin embargo, la historia de la primera parte se desarrolló en los últimos cinco minutos. En el 41, Marcos Pérez enviaba un precioso balón a la izquierda, desde donde Hugo Rodríguez, que había ganado la espalda a su defensor, puso un balón raso al área pequeña. Allí Savu repelió y Joselu, que llegó en el segundo palo, empujó al fondo de la red. El tanto hizo justicia al juego de uno y otro equipo.

Sin venirse abajo

El Arroyo no se vino abajo y, cuatro minutos después, empató el choque. El murciano Pedro Barrascos controlaba dentro del área escorado a la izquierda y sacó un disparo raso sin aparente peligro que se tragaba Raúl Moreno. Era el primer disparo de los extremeños entre los tres palos, cien por cien de efectividad. Al descanso se llegó con igualada. La Hoya Lorca botó cinco saques de esquina por ninguno del Arroyo. Campos decidió dejar en la caseta a Marcos Torres asumiendo el riesgo de dar entrada al central de Puerto Lumbreras, Antonio López, lesionado casi tres meses. Pina volvió a su lugar natural, la banda derecha.

El inicio de la segunda parte fue fulgurante para los lorquinos. A los dos minutos llegó el segundo de los de Campos. David Cuerva sacó un pase al desmarque de Hugo Rodríguez, este pinchó el cuero y batió a Savu por bajo. Cinco minutos después, Hugo Rodríguez, el mejor del partido con diferencia, volvió a ser letal para su equipo. Fue objeto de una falta a unos diez metros de la frontal y asumió la responsabilidad. De un derechazo, clavó el esférico junto al palo derecho de Savu.

El Arroyo pudo marcar por mediación de Rojas, pero su gran disparo rozó en la escuadra y Chaco también envió fuera delante de Raúl Moreno. Pero fue en el minuto setenta y tres cuando llegó el cuarto. Lo hizo en una gran jugada de Juan Hernández por la izquierda, que sacó un centro perfecto y, tras un intento de rechace de la defensa visitante, marcó con frialdad Antonio Pino, que también anotó el quinto. Recibió Pino de Marcos Pérez y, tras regatear a varios defensas, incluido el portero anotó el 5-1.

El Arroyo se veía desarbolado en todas las líneas. Sin embargo, no se había cerrado todavía el encuentro. En el 90, al filo del desenlace, Joselu anotó el definitivo 6-1 que dejaba sangrando a un Arroyo que sufrió demasiado para lo que puso sobre el terreno de juego.