jose cepeda
Jueves, 10 de septiembre 2015, 20:05
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En el C.P. Cacereño, quien no se divierte es porque no quiere, y es que oferta hay y variada. Si los políticos tienen un enemigo público número uno, como es la hemeroteca, en su versión física y digital, los responsables de gestionar la comunicación institucional en redes sociales también tienen su particular 'coco', el 'pantallazo'. Uno de estos puso ayer al decano del fútbol extremeño, el CP Cacereño, en la escena nacional, y es que un «fallo humano», tal y como reconoció el club tras intentar primero escurrir el bulto, hizo que en la cuenta oficial de la entidad se publicase una imagen cuyo contenido enfocaba a una pantalla en la que tenía lugar una escena pornográfica. Eran las 15.19 horas de ayer y, ante lo inusual de la publicación, fueron algunos los tuiteros que rápidamente realizaron capturas de pantalla para inmortalizar el momento. Minutos después, el tuit era borrado de la cuenta del Cacereño.
Una vez más, el Cacereño volvía a convertirse en las redes sociales en objeto de mofa por parte de sus propios aficionados, quienes lanzaban irreproducibles mensajes subidos de tono con un cariz festivo e irónico. La respuesta institucional del club a través de la misma red social no tardó en llegar, pero quizás no lo hizo de la mejor manera posible: «Evidentemente no tenemos nada que ver con un supuesto tuit que se ha subido hace unos minutos. No sabemos qué ha pasado. Un saludo».
Desgranando este mensaje inicial, el club hablaba de un «supuesto tuit», a la vez que confirmaba la subida del mismo a la red y manifestaba su desconocimiento. Un ejercicio argumental, a todas luces, un tanto inconexo que a pocos pudo convencer.
La lógica se impuso cuando este diario quiso contrastar lo ocurrido con el departamento de comunicación del Cacereño, desde donde finalmente reconocieron un «fallo humano». Minutos más tarde, la cuenta oficial del club reconocía su error en la misma red social y, ahora sí, pedía perdón: «Pedimos disculpas por el tweet erótico de esta tarde. Ha sido un fallo humano». Y, sin perder la ironía, añadía: «'Lo siento mucho, no volverá a ocurrir', ha declarado nuestro CM».
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Quizás, el asunto no hubiese pasado de una mera anécdota de no ser porque no es la primera vez que ocurre algo similar en esta cuenta institucional y, sobre todo, porque la poco esclarecedora versión inicial del Cacereño levantó, si cabe, más sonrojo entre algunos aficionados a los que este perfil debiese representar.
No es la primera ni será la única vez que un descuido trae consigo situaciones de este tipo, aunque en la mayoría de los casos no se trata de despistes de vinculación de cuentas, como es el caso que nos ocupa, sino que son acciones que pueden revestir mayor gravedad al verter, por ejemplo, opiniones personales radicalizadas o la pérdida de la templanza en cuentas corporativas, tal y como ocurrió con grandes marcas como Media Mark, CC.OO. o Renfe, entre muchas otras.
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Lo cierto es que este hecho, lejos de destapar una crisis de reputación online, ha pasado a formar parte de la historia de un club lleno de peculiaridades y con una idiosincrasia forjada, precisamente, a base de avatares de todo tipo. Hoy, con o sin pornografía, los aficionados del Cacereño lo seguirán siendo. Además, tendrán tema de conversación para la hora del café.
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