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El Badajoz se dejó dos puntos en el Nuevo Vivero ante un rival que le exigió en la primera parte, pero que en la segunda se refugió para conservar su botín de un punto. Empate con sabor amargo para un equipo blanquinegro que quiso la victoria y no encontró el modo de doblegar al Cádiz B. Fallaron las piernas por el cansancio acumulado de la Copa y la cabeza iba un paso por delante, por eso el equipo caía en la precipitación en algunas fases del encuentro y espesura en el juego. El Badajoz minimiza los efectos de la resaca copera gracias a las derrotas del Cartagena y de sus perseguidores Córdoba y San Fernando, por lo que el liderato –que ahora recoge el Marbella– sigue a tres puntos y el quinto y sexto un punto más lejos.
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Tenía mucho peligro este partido por la euforia copera y la desbordante ilusión ante la visita del Granada que parecía acaparar todo el pensamiento en la ciudad. De ahí que Nafti decidiera no revolucionar el once y presentara como principal novedad a Bikoro por César Morgado. La Copa tiene entusiasmada a todo Badajoz y alrededores, pero eso tocaba el miércoles. Aquí es donde realmente se juega los cuartos el Badajoz para seguir con paso firme en su objetivo de playoff. La afición también lo sentía así y volvió a responder. Nunca falla como rezaba acertadamente el cartel anunciador en un guiño carnavalero a su rival y los incondicionales blanquinegros. Sin Guzmán ni César Morgado, Sergi Maestre asumía los galones y en la medular los compartía con un incombustible Caballero.
El Badajoz salió contemplativo, maniatado por un Cádiz B correoso y que poco a poco iba metiendo a los blanquinegros en su campo. Le costaba encontrar fluidez a su juego con algunas triangulaciones de Julio Gracia y los intentos de Álex Corredera por conectar con Gorka. El filial amarillo tenía sometido al Badajoz, que en este primer acto estuvo más pendiente de defender que de atacar. Ahí estuvo providencial Pablo Vázquez. Un coloso.
Lo avisó Nafti en la previa. Había que correr mucho y su rival es de los que revientan el cuentakilómetros. El desgaste del Eibar se notaba en las piernas y al Badajoz le faltaba cfrescura. A los cuatro minutos el Nuevo Vivero asistió a un clásico ya esta temporada. Kike Royo sacó una mano pegada al palo en un tiro envenenado de Nieto sin ángulo pegado a la línea de fondo.
CD Badajoz
Kike Royo; Pablo Vázquez, Iván Casado, Bikoro (Dani Aquino, min. 46); Toni Abad, Sergi Maestre (Carlos Portero, min. 82), Caballero, Candelas; Julio Gracia (Guzmán, min. 55), Álex Corredera y Gorka Santamaría.
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Cádiz B
Christian Arco; Moi, Saturday, Alonso, Franco; Sergio González; Javi Navarro (Lino, min. 67), Javi Pérez, Sergio Fernández (Cocuz, min. 86), Sergio Pérez (Chapela, min. 78); y Nieto.
Árbitro: Gonzalo Sánchez (castellano-manchego). Amonestó en el Badajoz a Sergi Maestre (44) y Carlos Portero (90) y en el Cádiz B a Franco (27), Christian Arco (78), Sergio Fernández (83) y Alonso (88).
Incidencias: 8.125 espectadores en el Nuevo Vivero, según datos oficiales facilitados por el club. Los jugadores del Badajoz saltaron al césped de la mano de los chavales de la academia de porteros Zero Gravity de Kike Royo.
El Badajoz se sacudía la presión gaditana con disparos lejanos de Álex Corredera y Bikoro sin consecuencias. Apretaba el Cádiz B con Sergio González como dueño y señor del balón. Hacía y deshacía a su antojo como timonel del barco amarillo.
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El mayor empuje de los canteranos les llevaba a poner en problemas a la zaga pacense, de momento sin complicaciones y anulando la ofensiva amarilla. Pero de nuevo apareció san Kike Royo para evitar un gol cantado de Nieto con un espectacular paradón con los pies al más puro estilo de un portero de balonmano. Su pequeño homenaje a los flamantes campeones de Europa. Iván Casado despejaba el peligro, el balón le llegó suelto al delantero gaditano con Kike algo descolocado por la salida anterior y el meta riojano hizo lo único que podía hacer para minimizar su campo de visión en el disparo saltando de piernas. El Nuevo Vivero caía rendido a su héroe de cada domingo. Impresionante. El Cádiz B quería derribar el muro. El Badajoz contemporizaba buscando la contra. Pero le faltaba ritmo y dinamismo a la hora de hilvanar el juego.
Nafti cambió el dibujo tras el descanso y recuperaba el 4-4-2 clásico dando entrada a Dani Aquino por Bikoro. Después recurría a Guzmán para intentar hacer daño por dentro. El Cádiz B empezó a dejar claro que se conformaba con el empate con continuas pérdidas e interrupciones del juego. El equipo blanquinegro estiró sus líneas y cogió el control de la situación. Había dado un paso adelante y ahora el que sufría era el filial amarillo.
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Guzmán y Toni Abad conectaron por la derecha y el pacense acabó por los suelos cuando enfilaba el palo corto de Christian Arco. Por la izquierda Candelas subía con alegría. Eran momentos en los que el Badajoz tenía al Cádiz B atrincherado en su campo. Los blanquinegros movían la pelota con gusto. Y en una de sus ofensivas deleitó al respetable con una gran jugada colectiva para que Candelas en profundidad metiera el pase atrás sobre Álex Corredera, pero el disparo del mediapunta catalán se marchó ligeramente por encima del larguero.
Después llegaría la respuesta amarilla en un disparo seco de Franco que Kike Royo despejó pegado al poste. El combate se convertía en un intercambio de golpes. Porque en la siguiente acción el Badajoz trató de noquear a su rival con un potente disparo de Gorka que hizo lucirse a Christian Arco sacándola abajo en el palo corto.
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Dani Aquino bajaba a galeras en busca del balón. Quería protagonismo y su equipo necesitaba de su varita mágica. Guzmán puso la electricidad que requería el envite y enchufó a los suyos. El Cádiz no sabía cómo neutralizar sus apariciones por el centro. El Badajoz quería la victoria y creía más en ella. Pero a veces el ansía de llegar arriba le podía y el equipo caía en imprecisiones. La grada daba ese oxígeno que pedía su equipo. Los pacenses lo intentaban una y otra vez sin fortuna. Aquino reclamó un penalti que el colegiado no consideró ante el enfado del público. Pero el gran susto se lo llevó el Badajoz en el 84. Lino recibía solo en la frontal, se dio la vuelta con toda la tranquilidad del mundo y soltó un latigazo que impactó en el palo derecho de Kike Royo. El Nuevo Vivero tragaba saliva.
El Badajoz se fue con todo arriba y se pudo llevar algún otro susto a la contra. Pero ahí estaba el mariscal Pablo Vázquez para salir al quite y sumarse arriba en busca de la heroica. El Cádiz B daba por bueno el punto y cada vez jugaba más con el reloj. La grada chillaba. El equipo blanquinegro estaba volcado, pero no terminaba de enganchar ese gol de oro. Con el intento de vaselina de Guzmán, que se le fue alta con el portero fuera de su sitio, murió el partido.
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El miércoles toca la Copa. Pero eso ya es otra historia.
Mehdi Nafti reconocía que la Copa había pasado factura a su equipo. «Lo que más nos cuesta ahora es la necesidad de ganar cada tres días y hemos intentado gestionar el físico con los minutos de los jugadores». En ese sentido, apuntaba que sus jugadores acusaron el cansancio. «El equipo ha estado espeso, sin piernas, nos ha faltado frescura». Pero no lo cambia. «Al final compensa sufrir tanto los domingos por tener una fiesta el miércoles».
En cuanto al partido, señaló que tuvo dos partes diferenciadas. «El primer tiempo ha sido sin mucho ritmo, lento ni apenas ocasiones. En el segundo hemos intentado cambiar el dibujo e ir a por el partido, llegar con más presencia al área rival con dos delanteros y nuestros laterales, sabiendo que te expones a las contras del rival, que es lo que ha pasado».
Al final el punto no es tan malo. «Jugar cada tres días te impide mirar la clasificación. La liga es nuestra obligación y la Copa es un premio. Se nota en las piernas. Esa empatía que tienes ante el Eibar desaparece los domingos porque hay que ganar», sostenía Nafti.
El técnico visitante Juanma Pavón recordó su pasado en el Badajoz en la 2003-04. «Estuve poco tiempo, pero fue muy intenso y dejé muchos amigos».
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