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Aficionados haciendo cola para comprar las entradas del partido del Badajoz. CASIMIRO MORENO
Objetivo Segunda

Se desata la locura por las entradas del Badajoz

Unos 80 aficionados ya hacen guardia en el Nuevo Vivero a la espera que abran las taquillas el viernes

Javi Pérez

Badajoz

Jueves, 13 de mayo 2021

Vuelven los tiempos casi olvidados de las noches en vela para asistir al concurso de murgas. La fiebre blanquinegra se ha disparado hasta el punto de hacer colas para lograr una entrada del Badajoz. Impensable hace apenas tres años. Aunque en grandes momentos y sobre todo cuando está en juego un ascenso la ciudad siempre ha respondido. Pero hace ya tiempo que el equipo blanquinegro desata pasiones. Especialmente en estos dos últimos años en los que Joaquín Parra ha convertido al Badajoz en un modo de vida para los pacenses.

Desde quince minutos antes de que dieran las ocho de la tarde del miércoles ya había gente en el Nuevo Vivero para conseguir una de las codiciadas entradas del primer partido del Badajoz por el ascenso. El primero de todos fue Fernando Gómez que se plantó junto a su amigo Álvaro García en la taquilla para hacer guardia. Por delante unas 36 horas de espera. «Nos vinimos a las ocho menos cuarto sin saber a qué hora se abrirían las taquillas y cuando supimos que sería el viernes por la mañana decidimos quedarnos», cuenta.

A partir de ahí se fue sucediendo el goteo de personas durante la madrugada para pasar la noche una veintena de aficionados y a las once de la mañana de este jueves ya había unos 80 a las puertas del Nuevo Vivero con todos los preparativos de sillas, mesas, mantas y camping gas para el aguardo. Fernando Gómez es entrenador del zagalín B y prebenjamín A del Badajoz y Álvaro García del zagalín B y alevín A. «Por la tarde nos hicimos la foto con los niños de La Academia en el Nuevo Vivero y ya nos quedamos», señala el primero de ellos.

Cola junto a la taquilla. Casimiro MOreno

José Luis Rodríguez es otro de los seguidores que forman la cola. «Desde las cinco de la mañana llevo aquí», comenta. «Cuando llegué ya había 30 delante de mí y me dieron el grupo número 10. Aquí estaremos hasta las diez de mañana que abran las taquillas», añade este aficionado.

El grupo ya se ha organizado en listas de llegada y para formar la fila sin molestar mucho alrededor del estadio, respetando siempre la distancia de seguridad. «Entre los primeros que vinimos hemos hecho una lista para que cuando abran las taquillas la gente no se cuele», precisa Fernando Gómez. Luego cada uno se va haciendo relevos con algún familiar o amigo para ir a casa a comer algo, irse a trabajar o por cualquier tipo de necesidad. «Esta tarde vendrá mi hija o mi yerno porque si no pierdes el turno, Por la noche ya la pasaremos como podamos», explica José Luis Rodríguez. «Nos turnaremos para la cena y también Álvaro y yo entrenamos con los niños por la tarde y nos cubrirán unos compañeros. Por la noche nos quedarnos aquí los cuatro», sostiene el primero de la cola. De momento, hacen tiempo bien equipados para lo que les queda por delante. «Venimos bien abrigados de ropa y con mantas y para pasar el rato agua, coca-cola y pipas». A primera hora de la mañana les llevaron churros con chocolate para alegrarles la espera y a media mañana se acercó Joaquín Parra para interesarse por ellos.

Se da la circunstancia que el primero de la fila quizás no necesite entrada porque además de entrenador del fútbol base blanquinegro ayuda al club en la logística y es acomodador de los partidos, por lo que probablemente esté en el Francisco de la Hera ejerciendo esa función el domingo. «Estoy aquí para sacar la entrada a mi padre, mi madre y mi hermana», indica Fernando Gómez.

Las entradas también se pueden sacar de forma online, aunque la mayoría no lo consideran fiable y prefieren ir a lo seguro aunque sea a costa de esas horas interminables. «Pero internet no funciona bien y solo te permite comprar una, he preferido no arriesgarme a quedarme sin alguna de las que quiero», apunta Fernando Gómez.

José Luis Rodríguez es abonado desde hace más de 40 años. «De siempre. Mi padre nos hacía socios cuando íbamos naciendo mis hermanos». De ahí que ya haya vivido varias fases de ascenso. «A Compostela nos fuimos con el alcalde Rojas en el autobús. Fuimos muy ilusionados, pero nos volvimos sin nada», recuerda. Un año después se quitaría ese mal sabor con la tarde gloriosa de Cartagena en el último ascenso a Segunda hace 29 años y también estuvo en Calahorra. Almendralejo espera como siguiente parada. Y en la cola esperan que no sea la última y repetir para conseguir esa otra entrada que será más cotizada todavía.

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